CaixaBank cerró el primer trimestre del año con un beneficio neto de 855 millones de euros, un 21,1% más que en el mismo período de 2022, pese a abonar 373 millones de euros por el impuesto extraordinario a la banca.

El banco ha dado a conocer este viernes sus resultados de enero a marzo en una comunicación a la CNMV, en la que precisa que dicho impuesto le ha supuesto "restar el 30 % de los beneficios del grupo".

El banco ha atribuido el resultado de este trimestre al dinamismo comercial y a la fortaleza de balance del banco, que alcanzó una rentabilidad sobre recursos propios o ROTE del 10,5% al cierre de marzo, frente al 7,6% del primer trimestre de 2022. Con todo, la entidad ha aclarado que su rentabilidad todavía está por debajo del coste de capital.

En un comunicado, el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, ha resaltado que la entidad ha iniciado el año "con una muy buena dinámica comercial en un periodo en el que la economía se ha mostrado más resiliente de lo previsto".

En cuanto al margen de intereses, que refleja la evolución del negocio típicamente bancario, alcanzó los 2.163 millones hasta marzo, un 48,6% más que en el primer trimestre de 2022, mientras que el margen bruto repuntó un 16,7%, hasta los 3.101 millones, impactado por el impuesto a la banca.

A este respecto, la entidad detalla que dicho tributo impactó con 373 millones la partida de otros ingresos y gastos de explotación, de forma que este epígrafe fue negativo en 491 millones. Con todo, el margen bruto creció ese 16,7 % y el incremento de los gastos de administración y amortización recurrentes (+ 2,4%) hizo que el margen de explotación aumentara un 33,4% hasta los 1.659 millones.

En cuanto a la morosidad, continúa en "niveles mínimos históricos" pese al contexto de inflación y la subida de tipos: un 2,7 %, el mismo nivel que al cierre de 2022.