Hace un año, el mundo del deporte sufrió un pequeño terremoto con el 'caso Djokovic'. El serbio, que se negó a vacunarse contra el coronavirus, aterrizó en Australia con la idea de participar en el Open, pero no solo la organización lo rechazó, sino que el Gobierno le confinó en un hotel y le retiró el pasaporte hasta ser deportado.
Un año después, la realidad es bien distinta. Novak podrá jugar el Abierto de Australia sin estar vacunado, pero no solo él, sino que también podrán participar los jugadores que sean positivos.
De hecho, los tenista no tendrán que hacerse pruebas de COVID-19, tal y como ha comunicado el director del torneo, Craig Tiley.
"Solo queríamos seguir los protocolos que está actualmente en vigor en nuestra comunidad. Hemos ido un paso más allá al hacer una recomendación sobre mantenerse alejado cuando se esté enfermo", ha explicado.
"Hemos dejado en claro a nuestros jugadores, así como a nuestro personal, que si alguien no se siente bien, debería quedarse en casa", ha añadido.
"Es un entorno normalizado para nosotros y, no muy diferente al cricket, por lo que potencialmente habrá jugadores que jugarán con Covid-19", ha zanjado.
Además, Tiley informó que el mártir de hace 365 días, Novak Djokovic, jugará contra Nick Kyrgios en un partido de exhibición en la Rod Laver Arena justo antes del comienzo del Open de Australia.