En 1994, Jeff Weakley fue mordido por un tiburón de puntas negras (Carcharhinus limbatus) en Flagler Beach, Florida.

Lo cierto es que no ha sido hasta ahora, 25 años después de lo ocurrido, cuando se ha percatado de lo que pasó realmente.

El descubrimiento ha llegado porque un fragmento de uno de los dientes del tiburón se quedó incrustado en su cuerpo, fragmento que encontró apretando lo que parecía una ampolla en su pie.

Weakley encontró este diente y lo envió al Programa de Investigación de los Tiburones de Florida, donde le realizaron análisis genéticos y concluyeron que se trataba del fragmento de un diente de un tiburón de puntas negras.

Reconoce que tuvo dudas a la hora de enviar el diente a ese lugar por lo que podrían decirle, bromeando con la posibilidad de que le dijesen que le había mordido "un arenque".

Los investigadores se mostraron sorprendidos por encontrar ADN en este fragmento debido al tiempo que ha pasado desde aquel ataque, pensando que las opciones eran "pequeñas o ninguna".

Florida es el estado en el que se producen más ataques de tiburones en Estados Unidos, con 269 casos entre 2000 y 2009 y 218 entre 2010 y lo que va de 2019, según recoge el Archivo Global de Ataques de Tiburón de la misma Universidad.

Seis personas mueren de media al año por ataques de tiburones. Una estadística que, por fortuna, Jeff Weakley no ayudó a engrosar.