Si la actuación de Jonas Vingegaard en la contrarreloj fue espectacular, lo de la etapa 17 de este martes no tiene calificativos. El corredor danés ha dejado casi sentenciadoel Tour, que finalizará este domingo en los Campos Elíseos.

Este martes, la diferencia entre Pogacar y era de 10 segundos. Dos días después, 7:25 les separan. Además, el tercer clasificado en la general, Adam Yates, se encuentra a más de 10 minutos.

Debido a la cantidad de tiempo entre los dos líderes son muchos los rumores que apuntan a un posible dopaje por parte del corredor escandinavo.

A pesar de que el director del Tour de Francia, Christian Prudhomme desmintió las informaciones basándose en que "no tenían sentido", y que todos los corredores de Jumbo-Visma y los del UAE de Tadej Pogacar fueron sometidos a controles sanguíneos antes de la contrarreloj, este deporte continúa con la losa de un problema que forma parte del pasado.

Así lo piensa también el protagonista, Jonas Vingegaard: "Para mi es difícil decir algo más, comprendo que es duro para la gente confiar en el ciclismo a causa del pasado que tiene, pero ahora todo el mundo lo practica de forma diferente de hace 10 años".

Una respuesta contundente que dinamita las preguntas de porqué su ritmo iguala el de los años más oscuros del ciclismo. Dejando entrever que se debe a una gran preparación y mejores materiales con los que gozan en la actualidad los corredores. "No tomo nada y no tomaría nada que no diera a mi hija", recalcó.