Ochenta y cinco minutos. Eso fue lo que tardó España en marcar un gol ante Túnez. Eso fue lo que necesito España para poder celebrar su primera diana en Rusia. Eso fue lo más destacado de España en el césped de Krasnodar. Hasta entonces, hasta el gol de Iago Aspas tras una gran acción de Diego Costa, poco o nada en un encuentro en el que los de Lopetegui apenas imprimieron ritmo.

Quizá porque era un amistoso, o quizá porque era el último partido antes del Mundial y mejor era no correr riesgos, pero la circulación de balón fue lenta. Lentísima. Y la velocidad de cada jugador también. En primera, con suerte en segunda, poco o nada se pudo sacar en claro del primer acto ante Túnez.

De hecho hasta tuvieron alguna contra peligrosa los tunecinos ante una alarmante falta de precisión de los Iniesta, de los Silva, de los Thiago y de los Isco. Jugadores similares y una ausencia de un 'rompedor' de un ritmo predecible. Rodrigo, aislado, apenas tuvo ocasión para tener un balón claro.

Vivía tranquila Túnez ante el dominio sin poder de ataque de España. Y siguió viviendo así en el segundo tiempo, con un disparo desde la frontal de Diego Costa como acción más peligrosa. El hispano-brasileño batalló como siempre, y de una acción suya nacería la única buena noticia de España.

Buen desmarque y buen control. Mejor recorte al defensa y bien aguantando al meta tunecino en su salida. Vio a Iago Aspas llegar por detrás para que el futbolista del Celta pusiera el balón en las redes de Túnez cuando incluso en Rusia se escuchaba cierto runrún en la grada.

No hubo mucho más. De hecho, no hubo casi nada salvo eso. Mucho tiene que mejorar tanto en juego como en ánimo España para cuando llegue la cita de Portugal.