En la parte decisiva de la carrera de Austin, con Lewis Hamilton acechando a Max Verstappen con ruedas más frescas, un invitado inesperado se metió en la pelea: el Haas de Mick Schumacher.

El Red Bull se acercó a su posición y no fue nada sencillo para él doblarle a pesar de las banderas azules. Eso provocó que Hamilton se acercara peligrosamente, aunque finalmente no logró arrebatarle la victoria.

Christian Horner, jefe de Red Bull, aseguró tras la carrera que se temieron lo peor al ver que Verstappen no podía pasar al joven rookie, al volante del Haas: "Nos costó bastante en las últimas vueltas".

"Pensé que eso nos iba a arruinar la victoria, porque entorpeció a Max durante todo el último sector", ha detallado el jefe del equipo de las bebidas energéticas.

Afortunadamente para el líder del mundial no ocurrió nada: "Pero, por suerte, activamos el DRS en la recta de meta, lo que al menos dio a Max un poco de espacio para respirar hasta la primera curva. Pero sí, eso aumentó el estrés en el muro de boxes".

Verstappen ha aumentado su ventaja en el mundial sobre Hamilton hasta los 12 puntos. Solo restan cinco carreras para la conclusión y el Red Bull es el gran favorito para el título.