Lo tuvo en su mano. Otra vez, estuvo cerca. Muy cerca. Pintando de morado el primer sector. Presionando, y mucho, a Max Verstappen. Poniendo todo lo que tenía en su Aston Martin. En su AMR23. Dejando la magia que siempre tiene en cada zona de la pista de Australia. Hasta el final se creyó. Hasta el final se intento. Hasta el final estuvo Fernando Alonsopeleando por la pole.
Luchando por volver a un lugar que no pisa desde hace mucho. Desde hace demasiado. Desde que en Alemania, en el ya muy, muy lejano 2012, fuera el más rápido de un sábado. Había esperanzas puestas en Albert Park. Y las sigue habiendo, porque si en algo destaca el Aston Martin es en ritmo de carrera.
Es, además, en tracción. En el paso por curva. En la entrada y salida. En la frenada. Sí, por eso Melbourne era especial. Por eso Australia era un buen día. Por eso podía ser el momento. Pero no. De momento, no.Porque Melbourne ha cambiado. Y lo que tiene de nuevo le ha venido mejor a otros.
El DRS necesita mejorar
Como por ejemplo a Red Bull o, más concretamente, a Max Verstappen. Y también a los Mercedes. El sector 2 era el gran problema para Alonso. El gran problema para Aston Martin. El motivo, el DRS. Sí, el gran aspecto a mejorar del AMR23 y en lo que estarán a buen seguro trabajando.
Porque el sector 1 era de Alonso. En morado, pero dejándose unas décimas en el segundo. En el tercero, recuperando. Haciendo que no perdiésemos de vista la tabla de cronos en su paso por línea de meta.
Hubo que esperar, porque Fernando fue, como todos salvo Verstappen, de los que usó un par de vueltas de calentamiento. Y luego, a tirar. A tirar mucho. A tirar tanto que pudo llegar a Q3 con dos juegos de neumáticos. Porque en Q2 apenas 64 milésimas separaban a Max de Fernando.
Y los Mercedes están de vuelta
Y al final, en la lucha por la pole, la diferencia fue de cuatro décimas. El neerlandés destapó el tarro de las esencias. Debía hacerlo. Porque los Mercedes se colaron. Porque no tenía ni la pole en su último intento. Porque Hamilton, quese queja amargamentecuando las cosas no salen, de nuevo estuvo ahí. Al igual que Russell.
George fue segundo; Lewis, tercero. Los dos, tras Verstappen. Los dos, por delante de Fernando Alonso. El asturiano, de nuevo contra Hamilton en Australia. Se encargó de recordarlo el inglés, rememorando aquel 2007 de tan mal sabor para McLaren.
Ahora, 16 años después, de nuevo habrá batalla en el arranque de un Gran Premio. Las armas, poderosas. El Mercedes, de vuelta; el Aston Martin, según palabras de Alonso, realizando "la mejor de las tres cronos en cuanto a prestaciones". Y, por delante, Max Verstappen.
Y Sainz, quinto
Larga será la carrera. Larga y complicada, viendo lo que le pasó a un Sergio Pérez que se quedó fuera en Q1. Porque Melbourne es una pista que penaliza los errores. Porque no perdona. Y porque todo puede suceder.
El punto fuerte del Aston Martin, la tanda larga. El punto débil, el DRS. Lo de delante, tan cerca como lo de detrás, con un Carlos Sainz que colocó quinto al Ferrari. A un coche rojo renovado ya pensando más en la carrera que en la clasificación.
Dos españoles entre las cinco primeras posiciones. Dos españoles con opciones para pelear por el podio. Así que sí, sin duda nos vamos a divertir en carrera... y también a lo largo de todo el Mundial.
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