Mercedes ha pasado de mandar sin prácticamente oposición en la F1 a ver cómo no puede. A ver que desde que llegasen estas nuevas normas de 2022 han pasado a un segundo plano. A uno en el que Lewis Hamilton sigue sin poder ganar. En el que han tenido incluso que cambiar el concepto de un monoplaza que no funcionaba. Que, de hecho, sigue sin funcionar. Todo, tras esa fatídica carrera en Abu Dhabi en la que el inglés se quedó a una vuelta de su octavo Mundial.

Desde entonces, todo ha salido al revés de como tenían pensado. Y es que han arrastrado un problema tras otro, con esa filosofía de cero pontones de 2022 a usar un diseño más Red Bull. Ninguna de las cosas les ha funcionado como a buen seguro querrían.

La correlación con el túnel de viento, el mismo que usa Aston Martin, está lastrando a un monoplaza y a un equipo que ya venían mostrando cierto desgaste. Ciertos problemas. En especial un problema. Uno que les hizo sufrir y no precisamente poco hasta no hace demasiado.

El Mercedes, un 'conejo' en pista

Se trata del 'porpoising'. De ese tremendo rebote con el que todos tenían que lidiar pero que era especialmente visible en su monoplaza. Ahora ha sido Lewis Hamilton quien ha hablado sobre cómo, en su momento, actuó Mercedes para solucionar tal efecto.

Uno que en rectas y en curvas les restaba. Que hacía sufrir al W13 y al W14. Que ponía en problemas incluso a los pilotos a nivel físico. Y el propio inglés reconoce que fue un auténtico quebradero de cabeza.

"Fue enormemente frustrante para los ingenieros. Fue, eso sí, inspirador ver cómo no se rendían, que seguían día sí y día también dando lo mejor. Es todo lo que se les puede pedir", afirma en palabras que recogen en 'Caranddriver'.

Y cuenta qué sucedió: En la primera carrera de 2022 tuvimos que quitarle al coche unos 90 puntos de carga aerodinámica. Si la poníamos el coche rebotaba y rebotaba".

Avanzar, para retroceder

"Cuando avanzábamos, retrocedíamos. Si íbamos uno o dos sets hacia adelante, teníamos que ir cinco hacia atrás", cuenta Hamilton.

Es un problema que lastró al coche de los de la estrella. Que tuvo a los ingenieros trabajando en eso durante no poco tiempo y que provocó que no pudieran centrarse en otras áreas del monoplaza. Al final, y ya en 2024, el Mercedes sigue lejos de ser aquella máquina perfecta que no tenía rival en el Mundial de F1.