Solo ante el peligro. Así se sintió Fernando Alonso en la jornada de viernes del Gran Premio de Italia. Fue él quien llevó casi todos los datos a Aston Martin. Lance Stroll tuvo que abandonar a las primeras de cambio por un problema en la unidad de potencia.

Apenas habían transcurrido unos minutos de Libres 2 cuando el canadiense detuvo su monoplaza. No iba a pilotarlo más. Aston Martin anunció que tenía un problema en la presión de combustible y que había terminado la sesión para él.

Una malísima noticia porque los de Mike Krack habían dividido el trabajo en esa sesión de la siguiente manera: Lance Stroll probaría los neumáticos duros y Fernando Alonso, las ruedas blandas.

Finalmente Aston sólo obtuvo información de los blandos. Decidieron no montar este compuesto en el coche de Alonso, que volvió a pista con el juego que tenía previsto.

La escudería de Silverstone decidió no arriesgar un juego de neumáticos duros, que serán fundamentales para la carrera del domingo, y confiaron en los datos que obtuvieron en la carrera del año pasado.

Alonso terminó la jornada con el octavo mejor tiempo, lejos de los más rápidos. Carlos Sainz, con el Ferrari, marcó el mejor crono. Por detrás Lando Norris y un Checo Pérez que terminó con su Red Bull contra el muro.

Siguen las mejoras

Después del éxito de Zandvoort, donde Alonso fue segundo por detrás de Max Verstappen, Aston Martin ha traído a este circuito más actualizaciones. La más importante es esa pequeña pieza en el alerón trasero que ya probaron en el GP de Países Bajos.

El asturiano confirmó que estaban de vuelta. Un nuevo podio para él (ya van siete en 2023) y aunque Monza no es un circuito ideal para el AMR23, el optimismo está disparado en la escudería, donde trabajan "sin que se apaguen las luces", según apuntó Krack hace unos días.