Ferrari estratégicamente es un drama. Hasta los propios italianos son conscientes de ello. Los errores en las paradas se cuentan por puñados y Carlos Sainz sufre la mayoría. Y en Hungaroring, el madrileño lo comprobó por partida doble.

Sainz estaba muy cerca del líder, George Russell, y se encontraba por delante de su compañero de equipo, Charles Leclerc. Fue el último de los tres en parar en boxes, lo que ya se presumía como una mala decisión de Ferrari, pero los italianos echaron más leña al fuego.

La parada del español fue mala, perdiendo alrededor de tres segundos más de lo esperado, y salió por detrás de ambos.

A base de un buen ritmo con los medios y favorecido por la buena situación de carrera, el piloto de Ferrari volvió al liderato. Pero la Scudería decidió mantenerlo en pista esperando la llegada de una tormenta que nunca apareció.

Cuando ya se hizo inevitable, Ferrari mandó parar a Sainz y, de nuevo, volvieron a cometer otro error en el cambio de neumáticos que le hicieron perder varios segundos más y verse también superado por Max Verstappen.

No mucho mejor le fue a su compañero Leclerc, que tras la primera mala parada de Sainz, superó a Russell y se colocaba líder de carrera, pero Ferrari decidió ponerle unos neumáticos duros, compuestos de sobra conocidos que eran un lastre para esta carrera.

Finalmente, ambos colocaron los blandos, aunque ninguno pudo arreglar lo que ha sido una carrera desastrosa para los italianos.

Un fin de semana que prometía ser un doblete de Ferrari se ha convertido en una pesadilla para los italianos, que tras una mala estrategia, le costaron la victoria, e incluso el podio, tanto a Carlos Sainz como a Charles Leclerc.