Jordan Spieth, directamente, se jugó la vida. El golfista realizó un golpe por el que se puso en riesgo a sí mismo en un momento de locura en el que tuvo que realizar una jugada al borde de un barranco que estaba a, ojo, 20 metros de altura.

Y es que no es apto para personas que tengan vértigo, pues la imagen, desde arriba, impacta. Sacó un par, pero... pudo haber perdido mucho más.

Fue en uno de los grandes barrancos en el 8 de Pebble Peach cuando la bola se quedó al lado de un acantilado. A 20 metros de altura, y en la tercera ronda del AT&T Pebble Beach Pro-Am, tuvo que jugársela.

Al final, Spieth terminó con una tarjeta de 63 golpes, nueve bajo par, y se quedó muy cerca del liderato.

Sobra decir que esto es algo que es mejor ni intentar hacer.