Vinicius se está ganando a pulso ser titular con el Real Madrid. Porque, por fin, Vinicius es el jugador que se dijo que iba a ser cuando llegó al Santiago Bernabéu. En dos partidos, tres goles. Tres golazos. Y su doblete ante el Levante sirvió para salvar a los suyos y para sacar una sonrisa al madridismo.
Una sonrisa de oreja a oreja. Y además, con razón. Porque fue salir él y todo dio un vuelco. Todo fue, por fin, mágico. Todo tuvo eso que debe tener en un partido. Tuvo espectáculo. Tuvo show. Tuvo talento. Tuvo lo que el Real Madrid necesitaba para no salir escaldado del Ciutat de Valencia.
Entró en el 60, en un triple cambio en el que se fueron al banco Isco, Bale y Hazard. Eden, como en sus peores tiempos. Absolutamente nada en una hora de partido. Por suerte, con el brasileño sí pasaron cosas.
Con el Real Madrid perdiendo por 2-1, Casemiro puso un balón al hueco a Vinicius para que, cual gacela, se dirigiera raudo hacia la portería levantinista. Con un sutil toque con la zurda, gol y empate.
Sí, este Vinicius, con Ancelotti, parece otro. Parece que por fin es un futbolista que no solo regatea y deleita sino que también mata. Que no solo mastica, sino que también traga. Pero aún quedaba lo mejor.
Porque de nuevo el Real Madrid se vio por debajo. Fue en una acción a balón parado cuando Benzema vio al brasileño y con un toque con el exterior de la derecha la clavó en las mallas de Aitor Fernández.
El Real Madrid sale con un punto de Valencia, pero con un Vinicius espectacular que es sin duda la noticia más positiva de los madridistas en este comienzo de LaLiga.