El Real Valladolid venció, en un partido que dominó, llevado en volandas por un estadio con la mejor entrada de la temporada, prácticamente lleno total, pero dio vida a un Sporting de Gijón que aprovechó un fallo de la defensa local para llevarse un gol de cara al choque de vuelta.
Ya desde el inicio, se pudo comprobar que el partido no iba a parecerse al que enfrentó a los locales a Osasuna, porque el cuadro asturiano se cerró bien en defensa y no permitió al Real Valladolid desplegar sus armas, lo que se tradujo en un juego trabado y poco vistoso.
Aunque los de Sergio González controlaban el balón, no conseguían hilar bien las jugadas y apenas hubo opciones de creación ni llegadas con peligro al área visitante.
Había ganas y motivación, con un estadio lleno, que empujaba al Real Valladolid, pero Jony y Santos advertían sobre el peligro de relajarse. Y entonces Hervías empezó a engrasar la maquinaria, y sirvió un magnífico pase que Calero cruzó perfectamente para subir el primer gol al marcador en el minuto 29.
El equipo recibió un chute de energía y, sin dejar al Sporting asimilar ese primer tanto, Hervías volvía a erigirse en protagonista con un golazo de falta directa, cinco minutos después.
La afición estaba entregada y esa emoción se transmitió al terreno de juego para aportar aun más motivación al Real Valladolid, que anuló por completo al cuadro gijonés, sobre todo, con el tercer gol que, a priori, se adjudicó a Mata, pero que golpeó en Calavera, para establecer el 3-0 con el que se llegó al descanso.
El Sporting de Gijón salió a por todo tras la reanudación, e inició un asedio al área local, que desembocó en una gran ocasión de Santos cuyo disparo a bocajarro, tras el pase milimetrado de Jony, despejó Masip en una buena intervención, para impedir el primer tanto de los asturianos.
Los vallisoletanos reaccionaron ante el envite visitante y disfrutaron de varias ocasiones para abrir aun más la brecha, con Mata como actor principal, pero no culminaron esas opciones.
Y en esa vorágine de acciones locales, llegó un fallo garrafal de Moyano en defensa, que aprovechó Rubén García para pasar a Jony, quien superó a Masip.
Un gol de oro, que daba vida al Sporting de Gijón y convertía al Real Valladolid en un manojo de nervios, lo que se tradujo en fallos defensivos que, sin embargo, no llegaron a transformarse en oportunidades para los asturianos, por lo que el encuentro finalizó con el 3-1.