Se despedían los madrileños de sus aficionados con los deberes ya hechos tras sellar la salvación días atrás, imponiéndose de manera convincente al Sevilla por 0-3. Siendo remotas sus aspiraciones internacionales, la duda era saber qué once pondría en escena Mauricio Pellegrino.
El técnico, renovado durante la semana hasta el año 2021, tenía la opción de mostrarse condescendiente y dar minutos a los menos habituales o seguir apostando por el bloque que le ayudó a construir la permanencia. Ante la duda, hizo lo segundo y solo introdujo el cambio de Lunin por Cuéllar.
El conjunto visitante, cuyas posibilidades de disputar competiciones en el extranjero la próxima temporada eran más factibles, optó por una alineación de titulares entre los que se encontraba Mario Hermoso.
El central volvía así al estadio de Butarque después de protagonizar la campaña previa un surrealista encuentro en el que marcó tres goles, dos de ellos en propia puerta.
En una jornada en la que todos los partidos se jugaban de manera simultánea parecía que los dos contendientes estaban dispuestos a pasar inadvertidos en mitad de la zozobra, como si el fuego cruzado de otros campos les fuese ajeno. Adoptando un perfil bajo, les costó arrancar.
Por ello apenas hubo acercamientos en un tramo inicial donde el anfitrión se mostró más voluntarioso, intentando encontrar en Braithwaite o En-Nesyri un rematador que pusiera el broche a sus recurrentes centros laterales desde ambos costados. La insistencia local contrastaba con los fogonazos del rival, encabezados por Wu Lei y a la larga más efectivos.
El escurridizo atacante chino se filtraba a través de la porosa defensa leganense generando incertidumbre constante. De hecho, salvo un tiro de Melendo al que respondió bien Lunin, fue él quien monopolizó de una u otra forma el peligro del Espanyol.
Amenazó primero con un disparo que se marchó fuera y poco después dio continuidad a un pase kilométrico de Naldo por medio de un vistoso control en carrera que le dejó en disposición de anotar. Lunin lo evitó con una excelente intervención, pero el esférico quedó a los pies de Borja Iglesias para que este conjugara una semana más el verbo golear.
Respondió en el otro área Braithwaite mediante un golpeo bloqueado por Diego López y que fue el anticipo de la expulsión de Unai Bustinza, pues el zaguero se fue al vestuario segundos antes que el resto de los jugadores al ver la segunda amarilla.
El panorama parecía idóneo para los de Rubi. Pese a ello no hubo rendición de los locales. Salieron estos del vestuario dispuestos a dar la cara y a punto estuvieron de empatar cuando Briathwaite conectó con En-Nesyri y el marroquí exigió a Diego López dar lo mejor de sí mismo para alejar de la portería su tiro raso.
Susto para un Espanyol que adquirió solidez con el transcurrir de los minutos. Wu Lei, generoso en el esfuerzo, seguía buscando el gol que le negó otra vez Lunin con una sensacional parada.
El joven arquero despachaba con pulcritud todo el trabajo que le llegaba, dando apariencia de sencillez a sus magníficas intervenciones. Pero todo tiene un límite y a pesar de sus esfuerzos no fue capaz de evitar el 0-2, obra de nuevo de Borja Iglesias al aprovechar un penalti por mano del griego Dimitrios Siovas. Sí le privó del tercero, deteniendo su intento de vaselina.
E incluso le sacó también otra a Rosales, con el contrario ya rendido, para demostrar que talento le sobra.