El 15 de mayo de 2002 el Real Madrid se presentaba en Hampden Park de Glasgow con la intención de sumar su novena Copa de Europa. El rival era el Bayer Leverkusen, un equipo que había brillado durante toda la competición.
La final fue muy igualada y siempre será recordada por aquella voleade Zidane que a la postre dio el título al Real Madrid. El partido estaba igualado hasta ese momento con los goles de Raúl y Lucio. Un empate que rompió Zidane con una genialidad que quince años después todavía es recordada.
El centro, muy bombeado, de Roberto Carlos fue recogido por el pie izquierdo de Zidane para anotar el 2-1 definitivo. Un gol que este lunes cumple década y media y que sigue siendo uno de los mejores nuca vistos en una final de la Champions.