El Eibar y el Valencia igualaron a uno en Ipurua en un bonito partido que, en cualquier caso, no satisface demasiado a ninguno de los dos equipos, que buscaron la victoria desde el principio pero tuvieron que conformarse con una igualada que, visto lo visto en el campo, hizo justicia a los méritos de ambos equipos.

El partido comenzó con la intensidad esperada, pero en este caso el Valencia de Marcelino tenía bien aprendida la lección y no quería dejar que los armeros impusiesen su ley en Ipurua desde los primeros minutos.

Poco a poco, el Eibar se fue haciendo con el dominio del balón y de la posesión, aunque sin acercarse con peligro a la portería de Neto, mientras que el Valencia esperaba lo que todos los rivales en el feudo armero, robar y salir al contragolpe.

Asustó primero el Eibar, con un disparo de Charles desde la derecha, casi sin ángulo, que golpeó en el poste de la portería valencianista, en lo que supuso el primer susto para los visitantes, que tampoco renunciaban a salir con velocidad y buscar la portería de Riesgo, tal y como hizo Cheryshev poco después sin éxito.

Las espadas estaban en todo lo alto, y eso que sólo se llevaban jugados 10 minutos, pero en ese momento el partido prometía emociones fuertes. Rodrigo asustó en el minuto 20, tras una buena jugada de los de Marcelino por la izquierda que Riesgo desvió a córner con la punta de los dedos, y daba la sensación de que los visitantes se iban sintiendo cada vez más cómodos sobre el césped de Ipurua.

Pese a todo el Eibar, fiel al estilo de su entrenador, no quiso encerrarse ni un solo minuto, y seguía queriendo el balón, la posesión, y los centros desde las bandas.

Riesgo volvió a ser protagonista en el minuto 25 al salvar un mano a mano con Santi Mina, en un choque que seguía precioso y muy intenso, sin ningún respiro para ninguno de los 22 protagonistas. Y en medio de esas alternativas, fue el Valencia el que golpeó primero tras aprovechar Rodrigo un buen centro de Wass desde la derecha, que supuso un jarro de agua fría para los locales y volvía a evidenciar las dificultades defensivas del Eibar en las últimas jornadas.

Rodrigo volvía a ver puerta después de haber marcado en la primera jornada el que hasta el momento era su único gol de la temporada. El tanto hizo daño al Eibar en los minutos posteriores, y de hecho los de Marcelino tuvieron alguna ocasión incluso para haber aumentado la ventaja en el marcador y además se hicieron con el dominio de la pelota, algo que hacía revolverse en su banquillo a Mendilibar.

El Eibar pedía a gritos la llegada del descanso, mientras el Valencia quería echar más sal en la herida de un equipo local que se antojaba desconocido en ese tramo del partido.

La peor noticia del último tramo de la primera parte fue la lesión de Gabriel Paulista, que tuvo que ser sustituido por Diakhaby poco antes del tiempo de descanso. Y, por si fuera poco para los de Marcelino, Coquelin también cayó lesionado solo en el tiempo de descuento, y hubo de ser cambiado por Piccini, por lo que la segunda mitad se ponía cuesta arriba para los visitantes, pese a la ventaja en el marcador.

El Eibar salió intenso en la segunda mitad, con ganas de ir a por el empate y volver a meterse en el partido cuanto antes, pero la calidad de los jugadores valencianistas era una amenaza constante para la zaga armera.

El VAR hizo su aparición de una forma extraña, después de más de un minuto desde que se produjera una mano en el área valencianista, que finalmente acabó en un penalti que Charles transformó para subir el empate al marcador cuando tan sólo se habían jugado diez minutos de la segunda parte.

El Valencia trataba de reaccionar, pero el Eibar se esforzaba en defensa tratando de aguantar el ímpetu visitante, que reaparecía por momentos tras encajar el gol. Eso sí, los de Mendilibar se vinieron arriba con el apoyo de su afición y volvieron a retomar el mando del partido y a volver a jugar cerca del área de Neto.

El Eibar se hacía grande en su feudo por momentos, y con la ventaja de tener aún los tres cambios por hacer ante un Valencia que ya no podía mover demasiadas fichas en el tablero. Ninguno de los dos equipos se quería conformar con el empate, pero a falta de 20 minutos para el final eran los locales los que llevaban el peso del partido, si bien no llegaban con claridad a la portería de un seguro Neto.

Si bien es cierto que a ninguno de los dos equipos les valía demasiado la igualada, igual de cierto es que ninguno de los contendientes quería perder el botín logrado en forma de punto. Cote tuvo la ocasión más clara de la segunda parte, al enviar al larguero una falta directa al borde del área a falta de poco más de diez minutos para el final.

El público reclamó una mano de Djakhaby en el área en el minuto 85, pero en este caso el VAR no quiso actuar y la jugada no pasó a mayores. En los minutos de descuento ninguno tuvo llegadas claras, y el partido acabó en unas tablas que, a priori, no parecen servir de demasiado a ninguno de los dos equipos.