Un ejercicio de supervivencia. Un auténtico ejercicio de supervivencia. Eso fue el Atlético de Madrid ante el Liverpool. Tras un inicio volcánico, con gol de Saúl Ñíguez incluido, se refugió en su propio campo y convirtió en papel mojado la voraz delantera red, formada por los temibles Firmino, Salah y Mané. Los dos últimos fueron sustituidos tras el descanso.

El cuadro de Simeone se puso por delante en el marcador a los cuatro minutos. Su inicio en el partido tuvo la culpa. Intensidad por delante de todo. Siempre llegaban antes los rojiblancos en cada balón suelto. Y en uno de ellos, en el área pequeña, asomó Saúl para superar a Alisson.

El partido empezó a jugarse entonces en el campo local. El Atlético reculó, y el Liverpool inició la búsqueda de la remontada. Pero no llegó. Porque la defensa del Cholo volvió a ser esa defensa de siempre. Infranqueable. Cualquier balón que se acercara al área era despejado. Salah tuvo la más clara, pero su cabezazo se marchó desviado por poco.

Mientras, Morata, que se pegó una paliza a presionar brutal, erró una ocasión muy clara. Le llegó la pelota franca en el punto de penalti, pero se resbaló cuando armaba el disparo. Un segundo tanto habría supuesto una ventaja endiosada para un Atlético que llegaba dolido al partido, pero que volvió a vestir sus mejores galas.

Hubo tiempo para la reaparición de Diego Costa, operado de una hernia discal hace meses. Su papel, evidentemente, fue tímido, aún lejos de su forma más óptima. Será fundamental una buena versión del delantero hispano-brasileño para la vuelta en Anfield, el próximo 11 de marzo.

Se desquitó del dominio 'red' en los últimos minutos el Atlético, en un duelo en el que demostró que puede volver a mostrar su mejor versión desde que aterrizara Diego pablo Simeone en el banquillo. Pasar a cuartos de final no es una utopía. El resultado es magnífico. Todo se decidirá en tres semanas.