Esta vez, el problema no ha sido Taylor Swift, sino la gestión de la venta de entradas de su esperada gira que arranca en Estados Unidos. Era tal la expectación por ver a la cantante de Nashville, quien vuelve a los escenarios tras cinco años sin actuar, que la venta de entradas está ahora mismo cancelada.

Las entradas estaban disponibles en dos tandas: preventa y entrada al público general. Sin embargo, el problema se desató en la preventa el pasado martes. Ese día entraron a la web más de 14 millones de personas y solo consiguieron una entrada cerca de dos millones y medio.

Se trata de una cifra récord, ya que es la mayor cantidad de entradas vendidas por un artista en un solo día. En ese momento, se desató el malestar entre los usuarios, debido a que algunos tenían un código de registro y el proceso de compra parecía normal, pero finalmente no podían adquirir la entrada.

El colapso en la web llevó a la compañía Ticketmaster a explicar en un comunicado que no dan abasto por la "extraordinaria alta demanda". Lo que más cabreó a los fans de la artista es que se habían vendido más entradas de las reservadas solo a la preventa y no quedaban suficientes para la siguiente tanda, la general, prevista para este viernes.

Por su parte, la web lo justifica hablando del altísimo tráfico "sin precedentes" en su portal, y a la cantidad de ataques de bots, unas entradas que en la reventa alcanzan los 95.000 dólares, algo que no ha gustado nada a la cantante. "Les preguntamos varias veces si podían manejar este tipo de demanda y nos aseguraron que sí", ha declarado la artista.

La polémica protagoniza estos días el debate político y mediático en Estados Unidos, donde varias voces demócratas claman contra el monopolio en este sector. El departamento de Justicia de EEUU ya ha anunciado que investigará lo ocurrido y, mientras, Taylor Swift ha afirmado que espera poder lanzar nuevas fechas para aquellos que no pudieron hacerse con la codiciada entrada.