Aunque en la antigua Grecia ya se usaban como símbolo de opulencia, el concepto de alfombra roja lo popularizó a principios del siglo XX una compañía de trenes de Nueva York, que la colocó para los clientes VIP.

Ya en 1922 se utilizó para dotar de importancia y glamour al estreno de la película 'Robin Hood' en el Teatro Egipcio de Los Ángeles. Así fue cómo cine, alfombra roja y estrellas comenzaron un trimonio perfecto, que ahora gracias a las redes sociales está viviendo una edad de oro.

"Antes las fotos salían en diez medios, ahora si tienes un millón y medio de seguidores, lo ve un millón y medio de personas", asegura Piti Alonso, organizador de eventos. Y es que, según explica, "ya hay alfombras rojas únicamente destinadas a influencers".

Por eso muchos, conscientes de su visibilidad, la han utilizado para lanzar mensajes. En 1993, en plena pandemia del SIDA, la alfombra roja de los Oscar se llenó de lazos rojos y en España se pidieron más papeles para las mujeres.

También, en Cannes, Julia Roberts paseó descalza como protesta por la regla del festival que obliga a las mujeres a ir con tacones. Y esa misma noche una activista protestó por las violaciones en Ucrania. Algo que el festival no estaba dispuesto a tolerar.