Un documental de éxito y ansiedad

El día que Leiva se quede sin voz: "Soy un desgraciado de oficio, cantante y compositor"

Los detalles Leiva sufre una lesión grave en una de sus cuerdas vocales. Esta dolencia le obliga a pasar por quirófano de forma habitual. Pero, ¿y si un día tiene que parar? El cantante habla y reflexiona sobre ello en 'Hasta que me quede sin voz', un retrato íntimo de éxito, miedo y noches insomnes.

El cantante y compositor Leiva en una escena del documental 'Hasta que me quede sin voz'

"Me apunto a 20 centímetros de la cara, aprieto el gatillo y me vuelo el ojo". Jóse Miguel Conejo Torres tenía 13 años cuando, jugando con su primo Vikxie, se disparó con una pistola de perdigones sin saber que estaba cargada. Había mucha sangre, le operaron de urgencia, perdió el ojo izquierdo. A sus 45 años, y siendo ya Leiva, habla sobre el accidente y lo recuerda no sin cierto pudor.

El cantante, compositor y productor musical nos deja entrar hasta la cocina, de forma literal, en el documental 'Hasta que me quede sin voz', un retrato íntimo de éxito, miedo, ansiedad, noches insomnes y croquetas caseras de Merche, la madre que lo parió.

La película, dirigida por Sepia, Lucas y Mario (sus amigos del barrio) y preestrenada en el Festival de Cine de San Sebastián, sirve de diario de a bordo de los últimos años de gira y la composición y grabación de 'Gigante', su último disco de estudio. Todo con un centro, una preocupación latente y constante, un problema de salud que podría ser (y está siendo) un punto de inflexión.

Leiva en un momento de su entrevista con laSextaLeiva en un momento de su entrevista con laSextalaSexta.com

Leiva sufre una lesión grave en una de sus cuerdas vocales. Esta dolencia le obliga desde hace tiempo a pasar por quirófano meses antes de empezar una gira o meterse a grabar en estudio. Una intervención que, de momento, le permite seguir sobre el escenario, aunque sin que el fantasma de la afonía deje de acechar. "Sé que si me excedo, si me paso con los agudos, si cojo frío, si alzo la voz, si me corro una fiesta…, afonía", explica él mismo en el documental.

Su voz, esa que lleva sonando desde los años de 'Pereza', podría tener fecha de caducidad. "La lesión que tengo es irreversible y dependo de una operación para hacer shows, eso es un hecho. Yo noto, conforme pasan los años, que voy perdiendo voz, precisión, que voy perdiendo aguante", confiesa un Leiva que deja que el espectador le acompañe hasta la consulta médica. Un Leiva vulnerable y en bata de hospital que desnuda su herramienta de trabajo, su forma de vida, mostrando incluso en pantalla el interior de su garganta. "Tras la intervención me quedo cuatro meses sin voz, y eso es más lata de lo que parece", explica a laSexta.

Leiva, en una camilla momentos antes de entrar en quirófanoLeiva, en una camilla momentos antes de entrar en quirófanolaSexta.com

Así, y aún con la música siempre presente, el documental huye del concepto tradicional de 'road movie' y aterriza en lo humano, en lo terrenal, en "un buen tipo" que sigue pagando un peaje físico y emocional para ser músico. Y lo hace conviviendo con la ansiedad, pero sin drama; Leiva es muy consciente de que es "un tipo con suerte". Lo sabe desde los 13 años, desde aquel disparo. "Mi vida es todo lo que sucede entre concierto y concierto. Me reconozco, se pueden ver todos mis complejos en pantalla grande", apunta en su conversación con laSexta.

Los problemas de salud van más allá y el cantante los relata con honestidad, transparencia y sin adornos: con primeros planos, mirando a la vida con un solo ojo y su ángulo muerto. "Me bebo una botella de vino al día en casa desde hace muchos años", explica el músico. Su consumo de alcohol, explica, se inició para paliar los ataques de ansiedad. Los mismos que padece desde los 15 años, con la misma intensidad. "La forma de paliar mis ataques de ansiedad era estar siempre borracho", añade Leiva.

"Quiero alcanzar la invisibilidad,

aunque ahora no esté a mi alcance".

Siempre guardián de su privacidad e intimidad, el documental "sin líneas rojas" nos deja conocer ahora a Miguel, el Leiva al que no le gusta dar entrevistas, que cuida su huerto y de sus vacas, que compone con su inseparable Juancho (su hermano) y juega al fútbol con sus amigos del barrio de la Alameda de Osuna. A ellos, un pilar base, les dedica la canción 'Barrio', un homenaje a las raíces y al origen de la música.

En el documental también hay lugar para los viajes, el boxeo, las charlas de vida y música con Sabina, ensayos con la banda y excesos regados con fiesta. "El público va a conocer a la persona, va a saber qué ocurre detrás, van a descubrir la figura de Miguel", afirman los directores del documental a laSexta.

Pero, ¿y el día que esto se acabe? ¿Qué ocurrirá si un día su voz no da para más? Para el artista "los problemas de verdad tienen nombre, se llaman de otra manera, y no es esto". Así, Leiva no titubea ni duda, hay cosas que tiene claras: "Si la voz empieza a darme mucha guerra no tendría problema en ganarme la vida como batería (así fue como empezó). Yo he venido a hacer música y la voy a seguir haciendo con o sin voz".

El cantante Leiva en un momento del documental 'Hasta que me quede sin voz'
Tráiler oficial del documental 'Hasta que me quede sin voz'

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