Los últimos ocho años (de 2015 a 2022) fueron precisamente los más cálidos en la Tierra desde que los registros instrumentales de temperaturas mundiales comenzaran en 1850. La Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua, confirmó este viernes ese dato en el informe 'Estado del clima mundial en 2022', del que ofreció una versión provisional el pasado mes de noviembre coincidiendo con la Cumbre del Clima de Sharm el Sheij (Egipto).
El informe insignia de la OMM, elaborado por decenas de expertos y difundido antes de que este sábado se celebre el Día Internacional de la Madre Tierra, pone de relieve el avance continuo del cambio climático, desde las cumbres de las montañas hasta las profundidades oceánicas.
El documento se centra en indicadores climáticos fundamentales: gases de efecto invernadero, temperaturas, aumento del nivel del mar, calor y acidificación de los océanos, hielo marino y glaciares.
Las sequías, las inundaciones y las olas de calor afectaron el año pasado a comunidades de todos los continentes y ocasionaron pérdidas por valor de muchos miles de millones de euros. La extensión del hielo marino de la Antártida retrocedió a mínimos históricos y el deshielo de algunos glaciares europeos alcanzó niveles sin precedentes. El informe refleja los cambios a escala planetaria observados en las zonas continentales, los océanos y la atmósfera provocados por unos niveles récord de gases de efecto invernadero que retienen el calor.
En cuanto a la temperatura global, el periodo comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento producido por un episodio de La Niña durante el último trienio. El deshielo de los glaciares y el aumento del nivel del mar -que volvió a alcanzar niveles récord en 2022- proseguirán durante miles de años, según la OMM.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, señaló que "las emisiones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar y el clima sigue cambiando, mientras que las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos".
"Por ejemplo, en 2022, la sequía persistente en África oriental, las lluvias sin precedentes que azotaron el Pakistán y las olas de calor que batieron récords en China y Europa afectaron a decenas de millones de personas, provocaron inseguridad alimentaria, impulsaron migraciones masivas y ocasionaron pérdidas y daños por valor de miles de millones de dólares", añadió.
Según el informe, los fenómenos climáticos y meteorológicos peligrosos provocaron el año pasado nuevos desplazamientos de población y empeoraron las condiciones de gran parte de los 95 millones de personas que ya vivían desplazadas a principios de año.
En el informe también se hace hincapié en los ecosistemas y el medio ambiente, y se describe el modo en que el cambio climático está afectando a fenómenos recurrentes en la naturaleza, como el tiempo de floración de los árboles o la migración de las aves.
"Tenemos los instrumentos, los conocimientos y las soluciones necesarios. Pero debemos actuar con mayor premura. Necesitamos acelerar la acción climática con reducciones más fuertes y rápidas de las emisiones a fin de limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura mundial. También debemos aumentar radicalmente las inversiones en adaptación y resiliencia, en particular para los países y las comunidades más vulnerables, que son los que menos han contribuido a la crisis", según António Guterres, secretario general de la ONU.
Temperaturas, gases, glaciares y océanos
La temperatura media mundial en 2022 se situó 1,15 grados por encima de la media del periodo entre 1850 y 1900. Los ocho años más cálidos desde 1850 fueron los comprendidos entre 2015 y 2022. Las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron los niveles más altos jamás observados en 2021, el último año para el que se dispone de valores mundiales consolidados, cuya serie histórica comienza en 1984.
Los glaciares de referencia para los que se dispone de observaciones a largo plazo experimentaron un cambio de espesor medio de más de -1,3 metros entre octubre de 2021 y octubre de 2022. Se trata de una pérdida mucho mayor que el promedio de la última década.
En los Alpes europeos, el deshielo de los glaciares alcanzó máximos históricos por la combinación de poca nieve invernal, una intrusión de polvo sahariano en marzo 2 y las olas de calor que se produjeron entre mayo y principios de septiembre.
En Suiza, entre 2021 y 2022 se perdió un 6% del volumen de hielo de los glaciares, y un tercio entre 2001 y 2022. Por primera vez en la historia, no hubo nieve que sobreviviera a la temporada de deshielo estival, ni siquiera en los emplazamientos de medición situados a mayores cotas, por lo que no se produjo acumulación de hielo fresco.
Las mediciones en los glaciares de las zonas de alta montaña de Asia, el oeste de América del Norte, América del Sur y partes del Ártico también revelan pérdidas considerables de masa de los glaciares. En Islandia y el norte de Noruega se produjeron algunos aumentos de masa asociados a precipitaciones superiores a la media y un verano relativamente fresco.
El hielo marino de la Antártida disminuyó hasta situarse en 1,92 millones de kilómetros cuadrados el 25 de febrero de 2022, el nivel más bajo del que se tiene constancia y casi un millón de kilómetros cuadrados por debajo de la media a largo plazo. Durante el resto del año, estuvo continuamente por debajo de la media, con mínimos históricos en junio y julio.
El contenido de calor oceánico alcanzó un nuevo máximo histórico en 2022. Alrededor del 90% de la energía atrapada en el sistema climático por los gases de efecto invernadero acaba en los océanos, lo que atenúa en cierta medida el aumento de las temperaturas, pero entraña riesgos para los ecosistemas marinos.
El nivel medio del mar a escala mundial siguió aumentando el año pasado y alcanzó un nuevo máximo sin precedentes desde que en 1933 comenzaran los registros obtenidos por altímetros satelitales.
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