Estudio sin revisión por pares
Un nuevo estudio sobre el 3i/ATLAS indica que el cometa podría estar cubierto de "volcanes de hielo"
La investigación aún no ha sido refutada por pares, pero sugiere que su composición podría ser similar a la de otros objetos transneptunianos helados, como planetas enanos u objetos que orbitan el sol más allá de Neptuno.

El cometa 3I/ATLAS sigue siendo todo un misterio, pero poco a poco se van descubriendo nuevos aspectos del objeto interestelar más llamativo del año. Un grupo de investigadores, entre los que se encuentra el español Josep M. Trigo-Rodríguez, doctor en Ciencias Físicas, científico planetario, profesor y divulgador, han encontrado evidencias que muestran que el cometa interestelar podría estar cubierto de 'volcanes de hielo' en erupción: a medida que el 3I/ATLAS se iba acercando al sol, los científicos localizaron una serie de criovolcanes entrando en erupción en la superficie.
El estudio, que aún no ha sido revisado por pares —el proceso a través del cual una investigación es evaluada por varios expertos en un mismo campo para garantizar su calidad, validez y rigor—, sugiere que la activación de estos 'chorros helados' podría estar causada por la composición del cometa. Según este estudio, el 3I/ATLAS podría ser similar a objetos transneptunianos helados, tales como planetas enanos u otros objetos que orbitan el sol más allá de Neptuno. De confirmarse, esto significaría que, a pesar de proceder de otro sistema solar al nuestro, el cometa tiene una sorprendente cantidad en común con objetos de nuestro propio sistema, según explican desde LiveScience.
"Todos estamos sorprendidos", ha explicado el propio Trigo-Rodríguez al citado medio. "Al ser un cometa formado en un sistema planetario remoto, es notable que la mezcla de materiales que forma su superficie se parezca a la de los objetos transneptunianos, cuerpos formados a gran distancia del sol, pero que sí pertenecen a nuestro sistema planetario".
Desde el descubrimiento del cometa, el pasado mes de julio, no han cesado las especulaciones en torno a su origen, aunque la mayoría de los astrónomos creen que se trata de un cometa procedente de un sistema estelar desconocido. El 3i/ATLAS es el tercer objeto interestelar jamás registrado y ofrece a los investigadores una oportunidad única para aprender más sobre las condiciones que rodeaban a otras estrellas en un pasado remoto, que podría ser miles de millones de años más antiguo que el sistema solar. Es por eso que las labores de observación e investigación no descansan, para obtener la mayor información posible antes de que el 3i/ATLAS abandone nuestro sistema solar.
Para este estudio, Trigo-Rodríguez y sus compañeros del estudio, Maria Gritsevich y Jürgen Blum, han estudiado el cometa utilizando el telescopio Joan Oró del Observatorio de Montseny, en Cataluña, combinando sus observaciones con las de otros observatorios. Los astrónomos observaron el cometa mientras se acercaba a su punto más próximo al sol (perihelio), que tuvo lugar el pasado 29 de octubre. Los cometas se calientan al acercarse a las estrellas, lo que provoca que el hielo de sus superficies se sublime en forma de gas, que los investigadores pueden detectar y estudiar.
En términos más técnicos, Trigo-Rodríguez, Gritsevich y Blum sostienen que la información recabada podría indicar que el 3i/ATLAS pudiera ser un "objeto carbonoso primitivo, probablemente enriquecido en metal nativo y que experimentó una alteración acuosa significativa durante su aproximación al sol, experimentando criovulcanismo, como cabría esperar de un objeto transneptuniano".
La propuesta de este estudio hace referencia al elemento más "inusual" del cometa: "Proponemos que la combinación de una elevada abundancia de metal y de hielo podría explicar la inusual morfología de la coma y los productos químicos registrados hasta la fecha. Para ello, la corrosión de los granos metálicos de grano fino puede original reacciones energéticas de Fischer-Tropsch, generando productos químicos específicos en la coma que no son tan comunes en otros cometas, ya que la mayoría se formaron en el sistema solar exterior y no heredaron tanto metal", indican en el estudio, publicado en Archiv, un repositorio de preprints administrado por la Universidad de Cornell.
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