Las fotografías aéreas de nuestro planeta parecen cuadros modernistas. Ya sea con fotografías de satélite como las de la NASA o desde un globo, un avión o un drone, la fotografía aérea nos muestra en los últimos años la gran belleza de la superficie terrestre.
Pero no es la única utilidad de una buena foto desde el aire. Esta técnica empezó hace un siglo en la Primera Guerra Mundial, como observación militar primero y luego como herramienta arqueológica. Las misteriosas líneas de Nazca en Perú jamás habrían sido descubiertas, de esta manera, sin la aparición de la arqueología aérea.
En España ya es habitual observar yacimientos arqueológicos desde el aire. Victoria, una de las pocas fotógrafas aéreas de nuestro país, lleva haciéndolo casi 15 años. Ella sabe que los nuevos medios técnicos y una visión especial son la clave para este tipo de fotos.
Gracias al talento de Victoria o de fotógrafos como el alemán Klaus Leidorf, la fotografía aérea ya no sólo tiene utilidades en arqueología o geología. Estas imágenes son también una muestra más de amor a nuestro planeta.
Hasta amenazas de muerte
El precio de divulgar ciencia: amenazas, insultos y acoso, un problema que afecta especialmente a las mujeres
Un arma de doble filo Aunque muchos científicos logran acercar el conocimiento al público, cerca del 50% enfrentan insultos, amenazas e intimidaciones. Esta problemática afecta aún más a las mujeres, quienes constituyen el 57% de las principales víctimas de acoso en este ámbito.