ANÉCDOTAS POST-APAGÓN
“Todavía no sé bien por qué mi MG4 tenía conexión a Internet”: No funcionaban los teléfonos, pero así pude hablar con mi suegro desde la otra punta de España
El apagón nos ha enseñado cosas nuevas y recordado algunas otras que habían caído en el olvido. Una de ellas es que los coches nuevos están conectados a Internet, y eso puede ser una ventaja.

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Pruebo coches nuevos regularmente y casi cada semana pruebo un coche diferente. Hoy en día todos tienen un montón de funciones inteligentes, como por ejemplo la del sistema eCall de emergencia, que incorpora una tarjeta eSIM para poder comunicarnos con los servicios de urgencias en caso de accidente.
Este tipo de conexión no sirve solo para llamar, también para enviar la ubicación del lugar del accidente, y en muchos coches hoy en día también para ofrecer conectividad a los pasajeros del coche, creando una red WiFi. Es una función muy similar a la que tenemos en cualquier dispositivo móvil y que usamos de vez en cuando para dar red a otra persona, o para conectar nuestra tablet o portátil a Internet.
La función olvidada de crear una red WiFi en el coche
La pura verdad es que esta función para mí era más bien testimonial. Hace años quizás hubiera sido más útil, pero es raro que a día de hoy alguien lleve un smartphone sin conexión a Internet consigo. Así que cuando hace falta tirar de conexión móvil, uno comparte desde su smartphone, sin ponerse a mirar la función del coche.
Pero en este apagón esa función del MG4 que estoy probando me ha venido mucho mejor de lo que yo esperaba. Porque literalmente durante horas fue mi única forma de comunicarme con el exterior. La única manera de avisar al resto del equipo de redacción de que estaba incomunicado y era incapaz de producir contenido. Y la única manera de ponerme en contacto con mis familiares que estaban lejos, que en realidad era lo único importaba.
No sé bien por qué mi MG4 tenía conexión a Internet
Vivo en Albacete, una de las principales ciudades de Castilla-La Mancha. Y aquí no recibimos luz hasta pasada la medianoche. Y entonces tampoco pudimos contar con red móvil hasta la mañana. Es más, unas 36 horas después del apagón, y 24 horas después del restablecimiento de la provisión de luz, mi fibra óptica de Telefónica tampoco ofrecía servicio.
Pero todavía no sé bien por qué mi MG4 tenía conexión a Internet en un momento en el que el apagón había cobrado una dimensión algo diferente debido a que se había hecho de noche. Es verdad que no en todas las zonas de la ciudad, pero sí en algunas más céntricas. No sé si la cercanía a uno de los edificios de Telefónica de la ciudad, con su gran antena de telecomunicaciones, tenía algo que ver o no. Pero la cuestión es que en esta zona el MG4 sí se conectaba a una red cuya señal era imposible recibir en el móvil.
Así pude hablar con mi suegro en otra zona de España
La situación era algo preocupante porque desde la mañana no podíamos hablar con mi suegro, que se había ido de viaje de trabajo a la zona norte de España. La escasa red que hubo disponible tras el apagón desapareció por completo poco después de las 4 de la tarde. Conforme el día avanzaba y el restablecimiento de la luz se retrasaba, decidimos acercarnos a ver si conseguíamos saber cómo estaba mi suegra, que sí se encontraba en la ciudad, pero de la que no teníamos información.
Y tras subir los 8 pisos por escalera y descubrir que no estaba en casa, siendo ya completamente de noche, la única idea fue la de acercarnos al edificio de Telefónica. Ni mi móvil ni el de mi mujer recibieron señal. Pero para nuestra sorpresa, el MG4 sí tenía 4G. Creando esta red WiFi que ofrece el coche, pudimos conectar los móviles y comunicarnos con mi suegro, saber que se encontraba bien, y que ya contaba con luz, televisión e Internet en el norte de España. Aunque estaba preocupado al no tener noticias de nadie.
También pudimos recibir todos los mensajes que se llegaron a enviar, pero no recibimos. El camino nos llevó hasta la casa de la abuela de mi mujer, donde mi suegra había decidido ir a pasar la noche ante la falta de luz y comunicación que dificultaba saber cómo se encontraba su madre.
Confirmando que estaban bien, de nuevo fue la conexión del MG4 la que nos permitió comunicarnos con mi suegro para transmitirle la información y que se quedara tranquilo.
Ciertamente, la situación no era dramática. Pero esa conexión a la red que tienen los coches más nuevos, y esa función para compartir la conexión por medio de una red WiFi, nos permitió comunicarnos con la familia cuando era aparentemente imposible. Y desde luego nos permitió mantener la calma con más facilidad.
Un buen recurso que, todavía, hoy por hoy, no entiendo por qué funcionó. Es posible que los coches, al tratarse de un sistema pensado para emergencias, tengan cierta prioridad que los móviles no para hacer uso de la red. Cuando todo vuelva completamente a la normalidad, es algo que investigaré. Pero no sobra decir que el coche fue para un gran recurso durante todo el día.
Un coche eléctrico con una batería que, para enchufar dispositivos, es una batería infinita. Una radio FM de las que ya no tenemos por casa porque nos hemos adaptado a utilizar Internet para todo. Y un punto de conexión a Internet que seguía funcionando cuando todo lo demás fallaba. Este tipo de situaciones me hacen ver los coches eléctricos con unos ojos algo diferentes. Aunque hay que decir que esa función de conectividad está presente prácticamente en cualquier coche nuevo actual, al menos en aquellos que cuenten con un sistema de infoentretenimiento mínimamente básico, sean eléctricos o de combustión.
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