CAMBIOS EN LA MARCA ALEMANA
Porsche planea un nuevo SUV con motor de combustión para 2028
Busca recuperar terreno con un modelo que complemente al Macan eléctrico.

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A mediados de 2024, Porsche dio un giro estratégico en su línea de SUVs al retirar del mercado el Macan de primera generación con motores tradicionales de gasolina y diésel. Esta decisión marcó un punto de inflexión para la marca, que buscaba consolidar su apuesta por la movilidad eléctrica en un sector donde la competencia se intensifica cada vez más. El Macan original había sido un éxito de ventas con más de medio millón de unidades comercializadas, lo que hacía que abandonar su fórmula tradicional supusiera un riesgo notable para la compañía.
El objetivo era claro: electrificar por completo la gama y situar al Macan eléctrico como referente en el segmento. Sin embargo, las cifras actuales muestran que la estrategia no está funcionando como se esperaba. En lo que va de 2025, tan solo se han matriculado 620 unidades en España, un 28,24% menos que en el mismo periodo del año anterior. La caída es aún más pronunciada en China, uno de los mercados clave para la marca, con un descenso aproximado del 30%.
Un nuevo SUV para recuperar terreno
Ante esta situación, Oliver Blume, CEO de Porsche, anunció durante la conferencia de prensa anual que la compañía prepara un nuevo SUV con motorizaciones de combustión e híbridas para finales de 2028. Este modelo se situaría por debajo del Cayenne y serviría para reforzar la oferta en un momento en el que las ventas de los eléctricos no rentabilizan la producción.
Aunque no se ha confirmado si llevará el nombre Macan o uno completamente nuevo, la intención es evitar comparaciones con la actual versión eléctrica. Según fuentes del sector, este futuro SUV podría desarrollarse sobre la plataforma PPC (Premium Platform Combustion), utilizada por el Audi Q5, lo que permitiría acortar plazos y reducir costes de desarrollo.
En paralelo, Porsche estudia incorporar soluciones técnicas adaptadas a las demandas de ciertos mercados, como los eléctricos de autonomía extendida que triunfan en China. Estos combinan un motor de gasolina para generar electricidad con una batería que impulsa el vehículo, ofreciendo más versatilidad para quienes aún no confían plenamente en la infraestructura de carga.
Este cambio de rumbo refleja una tendencia que afecta a todo el sector: aunque la electrificación avanza, el mercado de combustión e híbridos sigue siendo clave para la rentabilidad de muchas marcas.
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