EL CHIVATO QUE MÁS ASUSTA
La luz naranja del salpicadero que te obliga a ir al taller de cabeza y que a veces cuesta menos de 10 euros arreglarlo
Los coches nos hablan, pero no siempre con palabras aunque desde hace unos años si las usen. Nos hablan a través de los chivatos y, aunque uno de ellos sea muy temido, nos siempre supone una avería muy cara. El famoso chivato de motor no quiere decir que se haya roto el motor, a veces, la avería no supera los 10 euros...

Publicidad
Hay una luz naranja que se enciende en tu salpicadero y puede provocar sudores fríos. El temido testigo de motor, oficialmente llamado “Check Engine”, hace que muchos corran al taller temiendo lo peor. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no es más que un sensor barato o un pequeño fallo eléctrico que se soluciona por unos pocos euros.
Basta con detenerse un momento, mirar el manual y observar la conducta del coche. La luz naranja no siempre indica una catástrofe inminente; a veces, el problema es tan trivial como una tapa de combustible mal cerrada o un sensor de oxígeno defectuoso. Esto explica por qué los talleres ven tantas visitas innecesarias cada día.
Cuando el testigo se enciende, nuestro cerebro salta al peor escenario: motor roto, reparación cara, y coche inutilizable. Esa sensación de urgencia es tan automática como injustificada en muchos casos. La realidad es mucho más tranquila y económica de lo que parece.

Sensor tonto, coste mínimo
Desde la experiencia de mecánicos, un gran porcentaje de alertas de luz naranja se deben a componentes baratos: sensores de oxígeno, temperatura, presión de combustible o incluso bujías. Estos repuestos pueden costar entre 5 y 30 €, dependiendo del modelo de coche, y su instalación suele ser rápida.
En carretera, la luz puede encenderse de forma intermitente y apagarse sola, lo que también indica que no siempre hay un fallo grave. Muchos conductores confunden esto con un problema de motor serio, cuando en realidad solo es un aviso preventivo que el sistema de diagnóstico detecta automáticamente.
Así que, antes de entrar en pánico, conviene hacer un escaneo con un lector OBD-II. Esa pequeña herramienta puede dar la clave del problema en segundos y te evita viajes innecesarios al taller. Y lo mejor de todo es que puedes comprar uno por Internet y ver sus lecturas en el móvil. No es una herramienta profesional, pero te puede aliviar el susto.

La importancia de no ignorarla
Aunque en muchos casos sea barato y sencillo, ignorar la luz también tiene sus riesgos. Un sensor tonto mal conectado puede evolucionar a un problema real si se prolonga en el tiempo, afectando al rendimiento o al consumo.
Eso significa que aunque no sea grave, conviene revisarlo cuanto antes. Un diagnóstico rápido permite identificar si es un fallo menor o algo que realmente necesita intervención mecánica.
Valorar correctamente la situación evita alarmismos y gastos innecesarios. La clave está en diferenciar entre el sensor “tonto” y la señal que indica un problema real del motor.

Consejos para conductores
Finalmente, algunos consejos prácticos: no ignores la luz, pero tampoco entres en pánico. Con un escáner OBD-II básico o llevando el coche a un taller de confianza, puedes identificar rápidamente la causa.
Además, mantener el coche al día con revisiones rutinarias reduce la aparición de alertas por sensores sucios o mal calibrados. Esto ayuda a que el temido testigo de motor se encienda solo cuando realmente sea importante.
Y al final del día, la lección es simple: esa luz naranja no es siempre tu enemiga. Muchas veces es solo un recordatorio barato y fácil de solucionar, que evita sustos mayores si se atiende a tiempo.
Publicidad





