La bronca y la tensión han sido la tónica de la primera jornada del debate de investidura de Pedro Sánchez, una sesión en la que la derecha ha trasladado la crispación de los últimos días en las calles a un Congreso de los Diputados blindado por un fuerte dispositivo de seguridad, mientras el líder socialista planteaba su Gobierno como "muro" frente a PP y Vox.
La formación de ultraderecha, precisamente, ha optado directamente por romper con la institucionalidad al abandonar el hemiciclo en pleno debate para unirse a las protestas en los alrededores de la Cámara Baja, donde a lo largo de este miércoles se ha producido un goteo de manifestantes contra la ley de amnistía, para posteriormente desplazarse a la sede nacional del PSOE en la calle Ferraz.
Una sesión en el Congreso rodeada de un intenso despliegue de seguridad, en el que se han reforzado el número de agentes y el vallado para que nadie que no viva o trabaje en la zona pueda acceder, al punto de que incluso Sánchez ha tenido que cambiar su itinerario para llegar a su propia sesión de investidura.
Dentro, entretanto, el ruido, los reproches e incluso los descalificativos han proliferado a lo largo de una sesión en la que la presidenta de la cámara, Francina Armengol, ha tenido que llamar al orden en más de una ocasión para pedir a los diputados que dejaran de proferir insultos.
Cruce de reproches de Sánchez y Feijóo
La tensión política se disparaba en un bronco cara a cara entre el candidato a la Presidencia y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya en su papel de líder de la oposición, que, aunque ha reconocido la legitimidad de la investidura del líder socialista, ha aseverado que la amnistía que la posibilita es fruto del "fraude" y la "corrupción política".
"Esta investidura nace de un fraude, lo que se trae hoy a la cámara no se votó en las urnas", ha reprochado el dirigente 'popular', que ha aseverado que "tomar decisiones contra el interés general a cambio de beneficios personales es corrupción política": "Sánchez no ha conseguido el apoyo de nadie, lo ha comprado, que es muy distinto, firmando cheques que todos pagaremos", ha clamado.
"Desde hace 30 años, el PP no reconoce la legitimidad de ningún gobierno salvo los gobiernos del PP", le ha recriminado por su parte Sánchez, a quien Feijóo ha retado a ir a elecciones: "¿Por qué no dejan que los españoles voten en las urnas?", le ha preguntado. "No entiendo por qué tantas ganas de repetir las elecciones si usted ha ganado las elecciones", ha ironizado a su vez el líder socialista, que ha recordado que "la Constitución lo que dice es que se respete el resultado de las elecciones, no que se repitan".
También se han echado en cara los pactos alcanzados por sus respectivos partidos con Junts, Esquerra y Bildu, en el caso del PSOE, y los de los 'populares' con Vox. En este sentido, Sánchez ha acusado a Feijóo de hacer el "el trayecto opuesto" a Manuel Fraga y "desfilar con los franquistas de Vox". Entre tanta bronca, han retumbado en el hemiciclo las carcajadas de Sánchez ante lo que ha calificado como "la original teoría" de Feijóo de "no soy presidente porque no quiero".
La polémica de Ayuso y la espantada de Abascal
Otro de los momentos más comentados de la tarde se ha producido cuando Sánchez ha recordado a Feijóo la salida del PP de su predecesor, Pablo Casado, a raíz de los contratos del hermano de Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia. La presidenta madrileña, que estaba presente en el Congreso, ha sido captada por las cámaras reaccionando a esta alusión: un gesto en el que algunos han creído verla pronunciar el insulto "hijo de puta", mientras desde el Gobierno madrileño aducían que dijo "me gusta la fruta".
Posteriormente, desde su equipo sí han admitido de forma implícita que pronunció esa expresión malsonante, al justificar que lo dijo "para sí misma" y que es "lo mínimo que se merece" Sánchez después de hacer una "acusación de corrupción sin pruebas". Preguntada al respecto por laSexta a su salida de la cámara, Ayuso no ha querido contestar.
La intervención de Santiago Abascal, por su parte, ha sido una salida de tono constante: en su discurso, el líder de Vox ha llegado a comparar a Pedro Sánchez con Hitler y ha afirmado incluso que el dictador alemán fue menos mentiroso que el candidato a la investidura. "De la misma manera, con apariencias de legalidad, llegaron al poder personajes nefastos como Hugo Chávez, Maduro o Hitler", ha esgrimido, para añadir que "el socialista alemán mintió menos a los españoles que el socialista español".
Abascal ha llegado a acusar a Sánchez de dar un "golpe de Estado", ante lo que Armengol le ha instado a retirar esas palabras, algo lo que el dirigente ultraderechista se ha negado. Tras su intervención, sus diputados se han levantado de sus asientos y se han marchado, ante lo que Sánchez ha decidido no dar la réplica a unos sillones vacíos.
Tras abandonar el hemiciclo, los parlamentarios de Vox, con Abascal en cabeza, han salido en tropa del Congreso y han atravesado el cordón policial para unirse a los manifestantes que protestaban frente a la Cámara Baja y dirigirse, a continuación, a Ferraz.
Malestar en Junts por el discurso de Sánchez
Aunque desde el PSOE han trasladado satisfacción por la intervención de Sánchez, lo cierto es que no ha gustado nada a Junts, que tan solo días después de cerrar el acuerdo de investidura así se lo ha hecho saber al PSOE: el tono del discurso les ha parecido "inaceptable" y no les ha gustado cuando ha hablado del 'procés' y la amnistía. Precisamente, el secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, se ha reunido este mismo miércoles con Míriam Nogueras, mano derecha de Carles Puigdemont.
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En el PSOE, a su vez, reconocen que la relación es difícil, que son muchas las diferencias entre ambos partidos y que aún tienen que engrasarla, pero transmiten que en cualquier caso no peligra la investidura, aunque estas quejas por parte de Junts dan muestras de cómo puede ser esta legislatura.
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