Más que unas autonómicas

Extremadura, un laboratorio en clave nacional que mide el mal momento de Sánchez y el auge real de Vox

¿Por qué es importante? Los comicios extremeños marcan la política nacional, con el PSOE a examen tras el caso Koldo y las denuncias por acoso sexual a Salazar y con el PP buscando minimizar el impacto de la extrema derecha.

A la izquierda, Sánchez con Gallardo; a la derecha, Feijóo con Guardiola
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La política mira a Extremadura. Al laboratorio de Extremadura. A unas elecciones que son algo más que unas autonómicas. Que se juegan en clave nacional. Que servirán como prueba y como vara de medir. Que tienen a los principales líderes visitando zona tras zona de la comunidad extremeña. Que marcarán el rumbo de unos partidos que saben de la importancia que tienen esos resultados. Y es que por allí bien puede pasar el camino hacia la Moncloa.

Y es que no es poco lo que hay en liza. No lo es porque el PSOE tiene un duro examen por delante. Lo tiene viendo los casos de corrupción que rodean a los socialistas. Por la entrada en prisión de José Luis Ábalos, exsecretario de organización de la formación, y por la estancia también en la cárcel de un Santos Cerdán ya en libertad. Y, también, lo tiene por el caso Salazar.

Por esa denuncia de acoso sexual que pesa sobre quien fuese asesor de la Moncloa. Con el partido dividido, con una brecha cada vez mayor ante un asunto sobre el que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha admitido un "error de velocidad".

En ese sentido, ha mantenido que el PSOE "ha creído en el testimonio de las víctimas" y que, al conocer la situación, los socialistas actuaron "con contundencia y nunca con connivencia".

Pero hay quien dentro del partido ve cierta inacción. Ve cierta parsimonia, supuesta parsimonia, en el PSOE ante las frases de Salazar en las que había expresiones como "qué buen culo te hacía ese pantalón". La crisis interna, en auge liderada por las federaciones de Galicia y de Asturias.

Sánchez se examina. Lo hace además con un candidato, con un Miguel Ángel Gallardo, que tendrá una cita en los tribunales en los próximos meses por el caso de David Sánchez, hermano del presidente del Gobierno. La estrategia del Ejecutivo pasa por resaltar sus logros y mantener un perfil bajo en las confrontaciones directas.

Y también en sacar a relucir la gestión del PP en las comunidades en las que gobiernan. En poner en el foco asuntos como el del Hospital de Torrejón en Madrid y las privatizaciones de Isabel Díaz Ayuso. Es la estrategia del PSOE, una que se pondrá a examen del mismo modo que la de los 'populares'.

Porque Alberto Núñez Feijóo ha elegido un camino. Porque el PP ha optado por un discurso migratorio con no pocos puntos en común con Vox y por aceptar los postulados de la extrema derecha en la Comunidad Valenciana para investir a Pérez Llorca. Extremadura, clave. Clave para ellos y para María Guardiola.

Para la presidenta de la comunidad. Para quien, en su día, también pactó con Vox y ser así investida después de empatar en diputados con Fernández Vara en los últimos comicios extremeños. Sin ellos en el Gobierno no hubo presupuestos y, sin ellos, tocó adelanto electoral.

Vox, en clave nacional

Uno que pone a prueba el auge de Vox. El ascenso de la extrema derecha en toda España y sobre todo entre los jóvenes del país. Abascal sabe cuánto hay en juego, y es él quien ha tomado las riendas de la campaña electoral yendo de un sitio para otro de Extremadura e incluso anunciando que se va a empadronar allí.

Quiere que todo lo que se lleve de allí lleve su cara, incluso por delante de Óscar Fernández, su candidato autonómico, para extrapolar todo a la política nacional. Y ha advertido al PP. Ha avisado a los 'populares' de que, "si puede", va a pedir la cabeza de la candidata 'popular'.

Ante eso está Feijóo. Ante la necesidad de minimizar a Vox y apuntar así a la Moncloa para, si los resultados acompañan, preparar el terreno para pedir otra vez un adelanto de las elecciones generales.

Y luego, Unidas por Extremadura. Con Sumar fuera pero apoyando el voto a la formación que lidera Irene de Miguel, se enfrentan al desgaste y también al auge de la extrema derecha de Vox.

Así llegan todos. Así llegan los partidos y sus candidatos con unas encuestas que dan la victoria al PP. Que ponen a María Guardiola en cabeza pero sin esa mayoría absoluta que dejaría a la extrema derecha fuera de cualquier ecuación posible. El PSOE, perdiendo diputados tras los 28 obtenidos en las elecciones de 2023. Vox, casi triplicando sus resultados y cerrando Unidas por Extremadura.

Es donde todos miran. Es el gran foco de atención de la política ya no autonómica sino nacional. Porque la partida es la que es. Porque en juego está si sí o si no. Si la estrategia es la que ha de ser o si hay que dar un volantazo para revertir alguna que otra situación. Y es que Extremadura marca el paso. Lo marca para Aragón. Para Andalucía. Para Castilla y León. Y sí, también lo marca para la Moncloa.

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