Estábamos deseando que llegara la desescalada y, más aún si cabe, la que llaman como "nueva normalidad". Pero una de las frases que he escuchado, y que mejor resume lo que tenemos que tener todos en mente, es que no estamos saliendo de una epidemia, si no que estamos saliendo "con" una epidemia en nuestras calles.

Los rebrotes preocupaban (y preocupan) mucho. Y, de hecho, en los últimos días estamos viendo cómo se van activando focos en diferentes lugares de nuestra geografía que nos recuerdan que el coronavirus sigue aquí, y que las medidas de seguridad y de distanciamiento social siguen siendo totalmente necesarias.

Pero en lo que respecta a la alimentación, los más sonados y comentados han sido los rebrotes que ha habido en España, y en otros países de Europa como Alemania, en mataderos e industrias cárnicas. Por lo que el recelo a los alimentos cárnicos se ha visto aumentado en estos últimos tiempos. Y esto, en España, un país con un alto consumo de carne, preocupa y mucho.

¿Es seguro comer carne en medio de una epidemia por coronavirus?

Realmente los rebrotes no son por la carne en sí. Ni siquiera porque el sector cárnico no lo esté haciendo correctamente. Más bien es por una suma de situaciones y factores que poco tienen que ver con la carne, y más con las condiciones de trabajo que se dan en estas fábricas.

Estamos hablando de un proceso de trabajo donde mantener la distancia de seguridad es difícil, junto con un ambiente frío, húmedo (ya que se utiliza mucha agua para limpiar las salas de sacrifico constantemente) y con calor, desprendido por los cuerpos de los animales. Todo esto junto hace que se forme una neblina ambiental que favorece la transmisión entre trabajadores, muchos de ellos, asintomáticos.

Con todo este percal, ¿es seguro comer carne? Especialmente después de la noticia que nos decía que el brote que recientemente se ha declarado en Pekín, presuntamente, se había originado en una tabla de cortar salmón. La respuesta es sí. Según las últimas investigaciones, el coronavirus solo se transmite a los felinos y a otros animales como hurones y visones. Pero, a día de hoy, no se ha podido demostrar que se transmita a otras especies domesticadas como los cerdos, vacas, ovejas o cabras.

Y respecto a los peces como el salmón, estos no tienen receptores para el coronavirus, por lo que una infección de forma natural no se podría producir. Por lo que todo hace sospechar que el brote de Pekín, más que por el salmón, la tabla podría haber sido infectada o por el trabajador que ha estado en contacto, o por algún cliente que haya hablado o tosido encima de ella.

¿Se puede comer carne poco hecha con coronavirus?

Lo hemos dicho y repetido durante todo el confinamiento y desde que la tormenta del coronavirus comenzó: a día de hoy no ha habido ninguna notificación de contagio a través de los alimentos. Principalmente por una razón de peso: para que un virus se pueda multiplicar necesita que su hospedador esté vivo, todo lo contrario a las bacterias, que no necesitan que lo esté.

Por esto, ya sea carne, fruta, pan o cualquier alimento no tiene lo que necesita un virus para que se multiplique. Además, el coronavirus es un virus de transmisión respiratoria, es decir, entra por la nariz y boca, baja hasta los pulmones y genera la infección. Y los alimentos tienen otro lugar de destino mucho más ácido: el estómago. De hecho, lo normal es que, con los ácidos del estómago, el virus muera.

Aunque comer un steak tartar o un carpaccio no suponga un riesgo de infección por coronavirus por todo esto que hemos visto, no significa que no esté exenta de riesgos. De hecho, antes del famoso COVID, ya teníamos otras bacterias que causan toxoinfecciones alimentarias, y que, aunque no estén "de moda", no debemos de pasar por alto.

De hecho, cualquier preparación que conlleve carne cruda o poco hecha tiene que tener unas medidas de higiene estrictas porque estamos eliminando uno de los principales factores que nos garantizan que estamos eliminando cualquier microorganismo que pueda causarnos problemas: el cocinado. En resumen, no hay que tener ni más, ni, por supuesto, menos medidas de precaución con estos platos que antes de la actual pandemia.

Aunque parece que actualmente todo gira al coronavirus, no debemos olvidar que no es el único microorganismo que puede causarnos problemas. Las toxoinfecciones alimentarias siempre han estado ahí y ahora llega el verano, su época favorita para reaparecer gracias a que aumentan las temperaturas.