España ha sido siempre un país de pan, vino y aceite. Lo que muchos expertos y estudiosos de la nutrición denominaron “la triada mediterránea”. Fueron los grandes protagonistas de nuestra alimentación a lo largo de nuestra historia, pero, de ellos tres, sólo el aceite de oliva sigue en pie cuando de alimentos saludables se trata.

El primero en caer fue el vino, por razones obvias. Aunque mucho se ha dicho de su potencial papel preventor de enfermedades cardiovasculares, o como ayuda para bajar los niveles de colesterol en sangre o de tensión arterial, a día de hoy ya sabemos que nada de esto es relevante por el simple hecho de que tiene alcohol. Y con el alcohol, la dosis recomendada siempre es cero.

El segundo fue el pan. Concretamente, el pan blanco. En los últimos años hemos visto como se han llenado páginas y páginas donde hablaban del pan blanco como calorías vacías, y donde se recomendaba el consumo de pan integral. Y ni con este último parecía que estábamos a salvo. Hasta hace poco más de un año, el pan integral que comprábamos no era tal. Era pan blanco “coloreado” con un poco de “cáscara” de los cereales, es decir, con salvado.

Pero parecía que nadie dudaba del aceite de oliva y de sus cualidades cardioprotectoras. Nadie podía dudar del AOVE (aceite de oliva virgen extra). Y hacerlo suponía echarte encima a todos sus defensores, foodies, nutricionistas y amantes de la dietética. Era la grasa por excelencia y no se concebía una cocina española o una dieta saludable sin su omnipresencia.

Aceite de oliva y otras grasas culinarias

Parece que su reinado está siendo atacado en los últimos tiempos. Hace años nadie se planteaba hacer un filete a la plancha con otro aceite. Aunque así lo intentaron en su día el aceite de girasol o el de maíz. Pero sin éxito, y siendo relegados, como mucho, a ser aceites “de freidora” por ser más baratos y tener un sabor menos intenso que el de oliva.

Hoy son otros los que quieren hacer con su trono. Desde hace no mucho tiempo vemos como van inundando las estanterías de los supermercados (y las fotos de recetas en redes sociales) aceites de aguacate o grasas de coco. No sin prometernos la salud eterna, mejoras en nuestras analíticas o un sinfín de beneficios que jamás nos habríamos planteado hace una década cuando ambas frutas, tanto el coco como el aguacate, estaban tachas de “engordar”.

Aceite de oliva, flora intestinal y cáncer de colon

Por este motivo, entre otros, investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén (UJA) y del Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceite de Oliva de la UJA ha investigado (y demostrado) que las dietas ricas en aceite de oliva virgen extra (AOVE) es capaz de causar un cambio en nuestra flora intestinal que se relaciona con la prevención del cáncer colorrectal. Algo que todavía no se ha podido demostrar para otros aceites.

En esta investigación estudiaron el efecto de tres dietas altas en grasas diferentes, como son el aceite de oliva virgen extra, el aceite de girasol y el aceite de coco, sobre la flora intestinal con el objetivo de analizar si son capaces de crear unas condiciones ambientales en el intestino que promuevan o prevengan el cáncer de colon.

Científicamente hay indicios y evidencias científicas de que determinadas bacterias intestinales de nuestra flora son capaces de prevenir o promover la aparición de este tipo de cáncer, en función de si están presentes en mayor o en menor número de nuestro intestino.

Lo que se observó en es estudio es que las dietas ricas en aceite de oliva virgen extra promovían un patrón de flora intestinal más antiinflamatorio, disminuyendo las cepas de bacterias que tradicionalmente se asocian a la inflamación, y aumentando otras que se asocian con el efecto contrario. Dicho de otra manera, este cambio en el patrón de bacterias de nuestro intestino podría suponer un factor de protección contra este tipo de cáncer.

Las dietas ricas en aceite de coco y girasol, por su parte, generaron un patrón totalmente diferente, mucho más relacionado con un ambiente microbiano intestinal proinflamatorio. Lo que, como ya se puede deducir, está más asociado con la aparición de tumores en el colon.

Es decir, esta investigación vuelve a recordarnos lo que ya sabemos y nunca deberíamos olvidar cuando vengan a vendernos las bondades y beneficios de alimentos que se ponen de moda: el aceite de oliva virgen extra es un aceite saludable, no solo por los efectos que ya conocemos en la sangre (disminuye los niveles de LDL y aumenta los de HDL), si no que también podría tener una gran influencia en nuestro patrón de flora intestinal comparado con otro tipo de aceites.