Parece que a veces no tenemos tiempo para nada: el trabajo, la rutina, los quehaceres, las aficiones, los hijos (sobre todo)... Y parece que el sexo y las relaciones sexuales a veces se quedan en un tercer o un cuarto plano ¿o no es del todo así? Puede que estemos equivocados y que cuando pensamos en sexo no tiene por qué ser en una cama ni mucho menos en sitios recónditos. Menos dicen que es más.
Sexo y relaciones van mucho más allá de lo que nos han vendido siempre: el abanico para disfrutar en pareja —más cuando ya no somos unos jovencitos y la vida y las obligaciones nos ocupan más tiempo del que queremos— es infinito: hay muchas maneras de disfrutar del sexo, aun pareciendo que nos falta tiempo para todo.
Suele suceder que a veces, "cuando decimos que 'no tenemos tiempo para el sexo' estamos diciendo, porque así nos lo han enseñado, que no tenemos tiempo para el 'sexo en la cama'. La idea de sexualidad en la que nos han educado se centra sobre todo en los genitales y si además, hablamos de parejas heterosexuales, sólo o casi sólo en coito", comenta a laSexta María Victoria Ramírez, psicóloga y sexóloga del centro Lasexologia.com. Pero no, el sexo y las relaciones sexuales son mucho más.
Más allá de la cama y el dormitorio
"Hay una parte que descuidamos, y que no supone tanto esfuerzo físico, como es todo lo que tiene que ver con las caricias, con los besos, los abrazos, los masajes, las insinuaciones, las palabras cómplices y de cariño, con tener momentos de intimidad, de conexión: una larga conversación, una cena, ver juntos una serie a la vez que nos acariciamos... Toda esa parte que no tiene que ver con excitación ni con los orgasmos y que también es sexo y sexualidad, tan válida, tan legítima y de igual valor que la otra", asegura Ramírez.
Y aunque creamos que lo importante es sólo la cama, puede que lo estemos diciendo en alto cuando estamos con nuestra gente (porque socialmente está mejor visto), sin embargo no es lo que verdaderamente sentimos. "Cuando les pregunto a mis pacientes, en terapia de pareja, qué es lo que les lleva a querer mantener relaciones sexuales con su pareja, no me hablan de coitos, ni de orgasmos, ni de posturas. Me hablan de espacios de intimidad, de seducción, de juego, de deseo y sobre todo de conexión", afirma Naia Canler, psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y docente del máster en Sexología Clínica y Terapia de Parejas en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP).
Desde luego que es así, confirma Ramírez: "En consulta, también, les digo a mis pacientes que me digan tres momentos que les hayan resultado eróticos con sus parejas, a lo largo de su relación, y no me dicen coito. O no sólo. Me hablan mucho más de esa parte que a veces descuidamos dentro de la pareja". Y para toda esta parta que descuidamos, no necesitamos "tanto tiempo" ni sobre todo, tanta energía.
Sexualidad es también besos, caricias, masajes, insinuaciones, momentos de intimidad, de complicidad y de conexión... Existe sexo más allá de la cama
Por ello, y según explica Canler, es importante empezar a considerar como pareja más opciones, cuando hablamos de sexo o de que no tenemos tiempo para el sexo. "Porque si consideramos la sexualidad como un lenguaje y las relaciones sexuales como una forma más de expresarnos, podemos empezar a vivir esta área de la relación de una manera muy diferente, más allá de los genitales y el dormitorio. La intimidad, la seducción y la comunicación son elementos que forman parte de la sexualidad, que alimentan el deseo sexual y que no requieren de un espacio físico concreto, se pueden dar en cualquier lugar. Cualquiera. Es más importante estimular el cerebro que los genitales para que las relaciones en pareja sean satisfactorias".
Además, puede ocurrir también, que si descuidamos esa parte, puede que el sexo en la cama o el sexo centrado en los genitales tampoco sea tan bueno. Hay parejas, añade y explica Ramírez, que pretenden sostener esa parte más genital y de excitación, sin cultivar todo lo anterior, y se encuentran que muchas veces no es posible y si es posible, lo notan y lo sienten empobrecido. "Por ejemplo, llevamos toda la semana trabajando, corriendo de un lado a otro, y casi no hemos hablado, ni nos hemos besado ni acariciado y de repente llega el sábado y tenemos que hacer 'sexo de cama y hacer un coito'... Muchas personas en ese momento, comprueban que incluso está fuera de lugar. Que están como desconectados", afirma.
Así, hay que tener en cuenta que "la presión y la exigencia no son amigas del deseo y pueden llegar a bloquearlo. Si lo que buscamos a través de una relación sexual es conectar con la otra persona, hay muchas maneras de hacerlo y lo único necesario es generar espacios de calidad e intimidad (física y/o emocional)", añade Canler. Y al conseguir esto, y sobre todo al eliminar la exigencia, "las parejas se sienten más libres de explorar otras sensaciones corporales más allá de los genitales, de abrirse a nuevas experiencias, de sentirse conectadas más allá del coito. La piel es un órgano sensible capaz de proporcionar sensaciones de placer, y recubre todo el cuerpo: vale la pena dedicar tiempo a explorar y conocer el propio mapa erógeno y el de la pareja", aconseja esta experta.
Crear espacios de intimidad, hacer planes juntos
No se trata de organizarse como ocurre en nuestra agenda de trabajo o agendar nuestros planes como un viaje de verano sino de organizarnos, de no descuidarnos, de no abandonarnos. Porque así como cuidamos a nuestros hijos, familiares o intentamos dar lo mejor de sí en nuestros trabajos, "igual de importante es cuidar la relación y a la persona que tenemos al lado, puesto que, al fin y al cabo, cuidar a la pareja también forma parte de cuidar de uno/a mismo/a", sostiene Canler.
Hacer planes juntos puede constituir ese espacio donde después pueden crecer otras cosas, pero hay que esforzarse y no dejarse, siempre, llevar por rutina
Por ello es importante hacer planes diferentes y dedicarnos espacios en pareja, porque, tal como asegura esta experta, el hacer planes juntos puede constituir ese espacio donde después pueden crecer otras cosas. "Ahora bien, a veces, hay que esforzarse para no dejarnos llevar por la rutina y el cansancio. Por ejemplo, ver series juntos puede estar muy bien, pero si se convierte en el único espacio de pareja de cada día, puede acabar siendo un problema. Las parejas necesitan seguir nutriéndose entre ellas, seguir construyendo vivencias, divertirse y reírse juntos, sentirse cómplices para que todo lo que implique sexo y relaciones siga funcionando".
En el caso de tener hijos pequeños es cierto que todo cambia y el tiempo se vuelve aún más pequeño. Pero nada es imposible. "Quizás no podamos salir tanto ni hacer los mismos planes a solas con nuestra pareja, pero si podemos adaptarlos a nuestro día a día, cambiar la dinámica para que se puedan hacer esos planes en casa, salir de la rutina dentro de la rutina, valorar más la calidad del tiempo compartido y no tanto la cantidad, buscar la conexión en los espacios cotidianos o utilizar las posibilidades que nos ofrece el mundo digital", finaliza Canler.
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