Las actividades más agradecidas del verano son aquellas acuáticas, ya sea en la playa, la piscina, un embalse o un río para aliviar las altas temperaturas caracterizadas por esta época del año. No obstante, siempre hay que tener cuidad y tomar las precauciones necesarias para no estar desamparados ante los peligros del mar y evitar patologías de inmersión o ahogamiento.

Aunque a menudo se habla de ahogamientos, cabe resaltar que hay muchos tipos de ahogamiento y uno de ellos es el síndrome de hidrocución o de inmersión, pero, a diferencia de un ahogamiento producido por la aspiración de líquido, es un concepto que en principio parece más desconocido. No obstante, también se conoce como el temido corte de digestión o hidrocución.

Es una reacción que tiene el cuerpo, tras la inmersión en agua fría, que puede estar favorecida por determinados factores. Concretamente ocurre cuando el cuerpo entra en contacto con agua fría de forma repentina, provocando cambios en la presión arterial y la frecuencia cardíaca.

Muchos casos ocurren después de comer y los síntomas más evidentes son vómitos que se podrían asociar a una indigestión. Por ello se le atribuye a una corte de digestión, no obstante, no está relacionado ya que la digestión sigue su curso ya que es provocado por una lipotimia. Concretamente se debe a una pérdida breve del conocimiento debido a una disminución del flujo sanguíneo del cerebro.

Cabe resaltar que las patologías previas de cada persona también pueden alterar la gravedad e incluso en algunos casos puede provocar una parada cardiorrespiratoria que llevará a una muerte súbita.

Síntomas

Los síntomas más comunes incluyen dolor de estómago, mareo, náuseas, descenso de la tensión arterial, escalofríos y pérdida de consciencia.

Factores de riesgo

Como ya se ha mencionado existen unos factores de riesgo que generan una predisposición a sufrir el síndrome de inmersión o hidrocución que son los siguientes:

  • Tomar el sol durante mucho tiempo o realizar ejercicio intenso.
  • Hacer una comida copiosa o pesada.
  • La ingestión de alcohol ya que produce aumento de la temperatura corporal y también es depresor del sistema nervioso.
  • Tomar medicamentos del grupo de los psicofármacos como tranquilizantes, ansiolíticos, antidepresivos, etc.
  • Sufrir un traumatismo previo a la entrada en el agua.
  • Personas con enfermedades de corazón o del sistema nervioso.
  • No estar acostumbrado al agua fría.