"La mente, Hache, yo hago el amor con las mentes. ¡Hay que follarse a las mentes!", le decía Dante a MartínHache en una escena que se convirtió en una de las más míticas del cine de finales de los 90, que seguro, muchos recordarán. Tal vez, como en aquella película, hay a quienes también les atrae y les gusta sólo la mente y la inteligencia de las personas. Es lo que se llama sapiofilia.

También podemos llamarlo sapiosexual, que es cuando se relaciona con laatracción sexualen sí, es decir, cuando existe una fuerte relación entre la atracción sexual y la mente de la persona, cuando lo que realmente nos llama o nos interesa a nivel sexual es la inteligencia y el conocimiento de esa persona.

Como explica y detalla a laSexta.com Emma Ribas, psicóloga y sexóloga en Barcelona,"la sapiofilia es una atracción hacia la inteligencia, los conocimientos, el discurso interesante, el carisma, y la perspicacia de la persona. La atracción es tanto romántica y emocional como sexual. Y por supuesto, daría igual la orientación sexual: se puede dar en absolutamente en todas: heteros, homosexuales, bisexuales...".

"Las personas que dicen ser sapiofílicas se sienten atraídas por la mente, el descubrimiento de una forma de ver y entender la vida, buscan personas que quieran crecer, evolucionar y aprender del mundo", añade la experta, también autora del libro 'Mindfulsex. El sexo que revolucionará tu vida'(Plataforma Actual).

Realmente, continúa la psicóloga y sexóloga, lo que ocurre es que "priorizan la inteligencia por encima de otros rasgos, la educación por encima del atractivo físico, el conocimiento, el buen trabajo, el tener habilidades estimulantes para desenvolverse en la vida y todo esto, les estimula mentalmente. Les apasiona escuchar temas interesantes y la inteligencia al más alto nivel".

Podemos decir que las características principales de esta término -sapiofilia o sapiosexual- que aparece incluso en algunos diccionarios, serían las siguientes, tal como enumera Ribas:

  • Atracción por cómo piensa la otra persona
  • Buscan relaciones afectivo sexuales con quien puedan aprender, evolucionar y absorber todo sobre la vida
  • No conectan con conversaciones triviales, se aburren, les encanta la curiosidad y mente abierta

Relacionado con esto, podemos encontrar lo que llamamos "el efecto tarima", esto es, cuando por ejemplo, "en la Universidad nos enamoramos de un profesor/a porque aunque no nos guste físicamente nos atrae mucho todo lo que sabe, todo su conocimiento y todo aquello que este profesor/a nos puede aportar", aseguran por su parte Cecilia Martín y Marina García, psicólogas y codirectoras del Instituto de Psicología Psicode (Madrid, Valladolid, Alicante). Al final lo que te atrae es el intelecto y todo lo que sabe esa persona.

Pero ¿realmente podemos enamorarnos o sentirnos atraídos sexualmente sólo por la inteligencia de alguien? "Sí, claro que podemos enamorarnos solo por el intelecto", aseguran Martín y García. "Porque basta con que haya sólo un área de esa persona, que admiremos mucho, mucho, para enamorarnos, para atraernos".

Bien es cierto, aclaran las expertas, que "al principio solemos cometer el error de generalizar, cuando no conocemos a una persona. Esto es, como nos gusta mucho esa área de la persona, su inteligencia en este caso, creemos que las demás áreas también van a ser fantásticas y maravillosas: la social, la sexual, la sentimental…".

Es una vez pasado el tiempo, "que vamos conociendo a esa persona, y podemos tener una imagen y un conocimiento más amplio y ya podemos valorar más: si queremos una relación, si queremos algo más, si... Pero inicialmente, si nos impacta mucho esa área intelectual puede hacer que nos enamoremos", concluyen.