El ejercicio es una eje fundamental para perder grasa y adelgazar. Y por ello es clave practicarlo de forma regular unida a una dieta saludable y en el caso, concreto que la obesidad o el sobrepeso, es fundamental que esta dieta sea personalizada y adaptada a cada persona.

En cuanto al ejercicio, se ha demostrado que diversas formas de ejercicio mejoran significativamente la composición corporal. Tanto así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar dos tipos clases de ejercicio: actividad aeróbica (correr, andar en bicicleta y nadar...) y actividad de fuerza.

Sin embargo, algunas de las actividades aeróbicas como correr o andar para algunas personas pueden resultar excesivamente monótonas, algo que puede ser un problema para personas con sobrepeso o obesidad que necesitan adelgazar.

Así, investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Longjun Jing Hunan, en China, han analizado hasta qué punto el baile podría sustituir a la actividad deportiva para perder peso. Y para ello, identificaron 654 estudios y se evaluaron hasta 10 estudios.

El metanálisis reveló que, en comparación con los estilos de vida normales, "el baile tuvo mejoras significativas en la masa corporal (BM), el IMC, la circunferencia de la cintura (WC), la grasa (%) y la masa grasa (grasa (kg))", tal como rezan las conclusiones del estudio, publicado en la revista 'Plos One'. Eso sí, no se encontraron diferencias significativas en el índice cintura-cadera (ICC).

Lo primero que descubrieron los investigadores es que no hubo restricciones sobre las formas de baile, y lo segundo es que es en menores de 45 años cuando esta estrategia es más efectiva. Por lo que y tal como destacan desde esta investigación, en general, la danza es eficaz en la pérdida de grasa en personas con sobrepeso y obesidad, y tiene una mejora significativa en la composición y morfología corporal.

"Por su alta eficacia y mayor sensación de disfrute, el baile puede ser una intervención de ejercicio beneficiosa para la pérdida de grasa", siendo además "la mayor frecuencia de las intervenciones analizadas 3 veces por semana". La duración de 6 intervenciones superó los 60 minutos y la intervención más corta fue de 40 minutos. A la mayoría de los grupos de control se les pidió que mantuvieran sus estilos de vida normales.

De modo que, "la intensidad del ejercicio del grupo de control en los estudios incluidos estuvo dentro del rango de ejercicio semanal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (un mínimo de 150 a 300 minutos de ejercicio de intensidad moderada".

Los beneficios del baile o la danza

La danza, una forma de expresión artística, cuenta con una amplia audiencia y tiene un valor estético considerable. Los investigadores de este estudio recuerdan que se puede practicar solo o bien en grupo. Los diferentes estilos de danza varían en sus demandas de patrones de movimiento físico y grados de competencia técnica. Además, su requisito casi inexistente de entornos de ejercicio específicos permite que la danza satisfaga las necesidades de ejercicio de los participantes.

Cada vez hay más evidencia que indica que los beneficios derivados de la danza se encuentran tanto en la dimensión física como mental, y estas ventajas no se limitan a personas específicas. En comparación con el grupo sin ejercicio, la danza puede mejorar la presión arterial, la sensibilidad a la insulina, la condición física, los trastornos cognitivos y la salud mental.

Para mujeres físicamente inactivas se observó que una Zumba de 8 semanas logró mejoras efectivas en la composición corporal y la funcionalidad respiratoria. También se identificaron mejoras similares dentro de la población enferma. Un estudio piloto demostró que la danza puede mejorar el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa corporal (grasa (%)), al mismo tiempo que mejora la actividad física. Las personas con enfermedad de Parkinson pueden lograr mejoras físicas (equilibrio, movilidad funcional y cognición) y mentales (autoestima, calidad de vida y síntomas motores) bailando.