Tor: una historia de Carles Porta
Los "irrealizables" proyectos de Sansa en la montaña de Tor que "ponían en cuestión su estado mental"
Josep M. Aixàs i Montané, sobrino de Sansa, confiesa que las ideas que quería realizar su tío en la montaña de Tor eran "fábulas" que el mismo se creía: proyectos "irrealizables" pensados desde "la soledad de vivir tantos años allí".

En febrero de 1997, Carles Porta se desplaza a Tor para conocer de cerca lo que estaba suciendo en el pueblo misterioso del Pirineo tras el asesinato de Josep Montané.
Allí se encontró a Gregori d'Aulestia, 'hippie' y secretario de Sansa, quien le detalló cómo había sido su relación la víctima. Un vínculo que, según contó, era "de amistad".
Hacer de Tor "una pequeña Suiza"
Gregori apuntaba en aquel reportaje que Sansa "podía ser tratado como fantasioso", por sus ideas con la montaña de Tor, "pero no lo era".
De querer convertir la borda en un rancho a querer montar un centro lúdico de punta a punta: soterrar el camino, parking, entrada, una plaza, un centro de relax, puentes, hotel de 5 estrellas, iluminar el pueblo con farolas, planta de esquí pequeña, baños térmicos... "Eran fábulas que el mismo se creía y que ponen en cuestión su estado mental", reflexiona en este fragmento Josep M.Aixàs i Montané, sobrino de Sansa, quien piensa que la "soledad" de la montaña tuvo relación "con todos los proyectos irrealizables que quería fabricar".
"Pepe era un iluminado, tenía ideas muy buenas, pero las empezaba y no las seguía", recuerda Miquel Montané, hermano de Sansa.
En 1997, Gregori d'Aulestia manifestó a Carles Porta que Montané era "un individuo que vivía en unas condiciones muy precarias": "Una vida de mendigo, gastos mínimos. Una vida simple".
Sin embargo, una de las cosas que más retumbó en la montaña fue la creencia de que Sansa tenía dinero escondido. ¿Estaban en lo cierto?
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