Una joven llama a su padre preocupada porque le ha parado la Policía por exceso de velocidad y ahora la escolta hasta su casa para comprobar que es cierta la excusa que ha puesto. Todo forma parte de una broma que esta quiere gastarle a su progenitor y le pide que disimule cuando ella llegue con los agentes.

La chica abre la puerta de la casa y escucha los gritos lejanos de su padre. Este está tirado en el suelo, pues simula haber sufrido una caída por las escaleras y se queja del dolor. "No hay policías, te estaba engañando", admite ella sin poder parar de reír.

"Parece un breakdancer", apunta Quique Peinado, y señala que "los padres harían cualquier cosa para evitar que sus hijos sean multados, sobre todo porque la multa la va a pagar ese señor".