La mayoría de las ayudas que reciben los ciudadanos más vulnerables en Argentina nacieron en las últimas décadas con gobiernos peronistas. El kirchnerismo se convirtió en un movimiento político de las clases trabajadoras. "Siempre va a faltar la victoria definitiva mientras haya un pobre en la Patria", decía Cristina Fernández de Kirchner.

A raíz de ello, tal y como explica la periodista Berta Reventós, corresponsal en Argentina, en el país hay una "sensación entre la gente de que el peronismo, y el kirchnerismo sobre todo, han fallado en sus propósitos y en sus ideas claves, que son la equidad social, la justicia social...".

"Tantos años de mal hospital público, mala escuela pública, sin trabajo... Han dado el resultado de odiar las políticas sociales", argumenta Mercedes, una activista que forma parte de un movimiento social que defiende las ayudas sociales.

Pero con los precios disparados y la inflación, para reducir el gasto público Milei ha puesto el foco en esas ayudas y ya ha anunciado que quitará o congelará varias.

"Si lo quitas, lo que estás es cargándolo sobre la población y generas más pobreza. Eso va a tener unas consecuencias en la capacidad de compra de la ciudadanía muy altas", denuncia Anna Ayuso, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs para América Latina.

Lo cierto es que gran parte de la población argentina critica esas ayudas, al creer que perpetúan la pobreza. "Tenemos un gran problema social, y a veces eso es lo que no entiende la clase media cuando cree que somos todos vagos sustentados por el Estado. Si en cualquier barrio es más fácil a las tres de la tarde comprar droga que pan, estamos en un problema todos como sociedad", sostiene Mercedes. 

A su juicio, "Argentina no es un país pobre, Argentina es un país riquísimo que ha tenido administraciones que nos dejaron en la miseria".