El padre de Lola Grimau tenía una doble vida cuyo rastro está en el archivo del Partido Comunista de España. En Francia era René Paul, como indica un carnet de identidad francés y en España Emilio Fernández. Sin embargo, en realidad era Julián Grimau, un dirigente del ilegalizado Partido Comunista Español infiltrado en Madrid que se jugaba la vida viajando por Europa.

Julián Grimau tenía una misión clandestina: reconstruir un movimiento obrero muy mermado por los encarcelamientos y fusilamientos franquistas. "Fundamentalmente, la labor consistía en mantener citas con dirigentes o con antiguos militantes que acababan de salir de la cárcel y a los que se pudiera reincorporar a la lucha clandestina. Pero también alentar un nuevo movimiento obrero fundamentalmente a través de la infiltración dentro del sindicato oficial, el Sindicato Vertical", explica en el vídeo sobre estas líneas el historiador Fernando Hernández Sánchez.

En esta tarea le ayudó Víctor Díaz-Cardiel, que con los años se convertiría en un líder histórico del Partido Comunista, junto al que incentivarían desde la sombra las huelgas y manifestaciones obreras de la España del 62. El propio Cardiel recuerda para laSexta Columna cómo fue la noche en que Grimau fue detenido: "Allí nos despedimos. Y no le volví a ver", relata.