Manuel Cerdán ha entrevistado en varias ocasiones a Roldán. La primera se publicó a los cuatro días de su fuga. La policía era incapaz de localizarle, pero su compañero Antonio Rubio y él, de ‘El Mundo’, sí pudieron.

Ahí Roldán amenaza con tirar de la manta. Según cuentan los periodistas, cuando el recién nombrado ministro de Interior, Juan Alberto Belloch, lee la entrevista intenta comprarles para que le digan dónde está Roldán. Pero si el ministro quiere cazar a Roldán tiene que negociar con otro hombre: Francisco Paesa, el espía que se encargó de esconderle.

Paesa ha tenido muchos nombres: Francisco Sevilla, Francisco de Asís, Francisco Pando Sánchez, Paesa Abad… En su currículum encontramos multitud de aventuras. Traficó con armas con el Irán de Jomeini y las guerrillas angoleñas, enamoró a Dewi Suharto, la viuda del dictador indonesio, para que financiara sus negocios, coló a ETA misiles con trasmisores ocultos para que la Policía localizara sus zulos... Y se dice que fue el negociador del Gobierno para callar a los testigos de los GAL.

Roldán le paga a Paesa un millón de euros para que le esconda a él y a su dinero. Y lo hace, pero luego el espía le traiciona por el doble. El ministro Belloch le ofrece dos millones de euros por convencer a Roldán para que se entregue. La entrega de Roldán se produce en el aeropuerto de Bangkok, el lugar acordado entre Paesa y el ministro. Allí le espera la Policía y le traen de vuelta a España.

Sin embargo los españoles no sabrán la verdad de cómo ha sido capturado. La versión oficial del ministro no cuenta nada de Paesa. Lo vende como una operación policial. Esta versión dura poco. La prensa y las autoridades de Laos desmontan las fantasías del ministro.

Ángel Olivares, el entonces director de la Policía y responsable de la búsqueda de Roldán, sigue 20 años después asegurando que todo lo que hizo el Gobierno fue legal. Por su parte, Juan Alberto Belloch no ha querido hablar con laSexta Columna.

Al final Roldán fue acusado de todos los delitos, sin componendas. Fue condenado a 31 años de cárcel, y de los 20 años que podía estar en prisión como máximo, cumplió 15, las tres cuartas partes. De la anterior generación de corruptos, es el que más tiempo ha estado en la cárcel.