La Primera Guerra Mundial rescata a un Hitler desahuciado socialmente, y es que antes del estallido de este conflicto él había estado teniendo contacto con la mendicidad después de fracasar en su deseo de convertirse en un gran pintor.

Hitler estaba celebrando el estallido del conflicto como si llegaran los Reyes Magos. "Siempre se dirá que parte de su antisemitismo está ciertamente marcado por una cierta idea de fracaso vital que intentará resarcir en la experiencia colectiva que supone la entrada como voluntario en el Ejército para la Primera Guerra Mundial", aclara Jesús Casquete, profesor de Historia del Pensamiento en la Universidad del País Vasco.

En concreto, su función en la guerra era hacer de correo de transmisión entre la trinchera y el mando, es decir, llevaba los mensajes de un sitio a otro. Una posición que hizo que se encontrase en un lugar mejor que algunos de sus compañeros, teniendo comida caliente, durmiendo en un lugar más confortable y estando menos expuesto.

Pese a todo, estuvo a punto de quedarse ciego por su contacto con los gases tóxicos. Sus superiores lo veían como un tipo sin dotes de liderazgo, aunque acabó siendo condecorado con la Cruz de Hierro a propuesta de un capitán judío. "Nunca se perdonó haber condecorado a ese cabo", reconoce Xosé M. Núñez Seixas, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago de Compostela.

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