"Salieron en tromba a decir que no era un tren de Alta Velocidad"

Jesús Domínguez, víctima del accidente del Alvia, apunta a que hubo un acuerdo entre Gobierno y oposición: así fue el supuesto 'pacto de la curva'

Jesús Domínguez, una de las víctimas del accidente del Alvia de Santiago, habla en Salvados de un supuesto acuerdo entre los dos grandes partidos, del que hablabla un periodista gallego, para evitar que tras la tragedia se ensuciara el nombre de la Alta Velocidad española en el extranjero

Jesús Domínguez, víctima del accidente del Alvia de Santiago, apunta a que hubo un 'pacto de la curva' entre Gobierno y oposición

Desde los primeros instantes, la versión publicada por muchos medios situó toda la responsabilidad del accidente del Alvia de Santiago en una sola persona. "Apuntaban a que era el maquinista", destaca Teresa Gómez-Limón, una de las supervivientes, en este reportaje del segundo programa de la nueva temporada de Salvados. Pocos minutos después de la tragedia de 2013, que se llevó la vida de 80 personas y dejó 144 heridos, la prensa y las autoridades señalaron a Francisco (Paco) Garzón como el responsable exclusivo del descarrilamiento del tren.

Lo que en un primer momento pareció un cierre rápido del caso (y la búsqueda de un chivo expiatorio en Garzón) no satisfizo a las víctimas. A través de su reclamación por conocer la verdad salieron a la luz otros hechos controvertidos y posibles omisiones que afectaban a responsables políticos vinculados a los dos grandes partidos, tal y como recuerdan algunas de las víctimas en el programa de laSexta.

"No solo era el maquinista"

Entre los testimonios recogidos, la reacción inicial de los familiares fue de ira y desconcierto: "Le teníamos rabia al maquinista, porque no comprendíamos que se hubiera pasado de velocidad. Iba a 190 km/h cuando tenía que ir a 80. Eso es lo primero que nos dijeron", rememora Rogelio Bernardo, padre de uno de los fallecidos. A medida que los días avanzaban e iban conociéndose más detalles sobre lo ocurrido, nada parecía estar tan claro como al principio. "Más adelante, vimos que no era solo el maquinista", añade Teresa.

Jesús Domínguez, presente en el convoy con su mujer y dos sobrinas, concluye que "el maquinista era el último eslabón de una cadena de negligencias". Atribuir toda la culpa al conductor le resulta "un insulto a la inteligencia". Domínguez también hace referencia a cláusulas contractuales internacionales y a cómo ciertos contratos en Brasil y Polonia impedían concursar tras sufrir un accidente. Según él, eso explica parte de la prisa por parte de algunos altos cargos políticos por descartar la calificación de Alta Velocidad.

El supuesto 'pacto de la curva'

Esa preocupación por los contratos, relata el superviviente, llevó a que "todo el aparato del Estado" se pusiera "en marcha para decir, lo primero, que no era un tren de Alta Velocidad". Un empeño que, a su juicio fue compartido por representantes de los dos grandes partidos políticos: "Esa era la preocupación de los gobernantes, tanto del Gobierno como de la Oposición, en lo que un periodista gallego vino a llamar, muy acertadamente, como el 'pacto de la curva', que hicieron Rubalcaba y Ana Pastor".

Se trataría, pues, de un supuesto acuerdo entre PP y PSOE para mantener un mismo discurso público sobre el accidente del Alvia y difundir que la única causa de la tragedia había sido un error humano del maquinista. Así, se evitaba que se investigaran otras posibles responsabilidades técnicas, políticas o empresariales en uno de los accidentes ferroviarios más graves de Europa en las últimas décadas y se intentaba no manchar la imagen de la Alta Velocidad española en el extranjero, donde optaba a concursos.

El enfrentamiento de Teresa, exdiputada del PP, con su partido

Teresa, que era diputada en la Asamblea de Madrid, cuenta que comenzó a sospechar cuando Rafael Catalá, entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, afirmó que el Alvia no era "alta velocidad", sino "de velocidad alta", y defendió que hablar mal de ello podía perjudicar "los intereses económicos de España". La superviviente recuerda con indignación cómo, con todo lo que acababa de ocurrir, se discutían asuntos económicos: "Que estando los cadáveres aún calientes este hombre hable de los negocios de España...", comenta todavía indignada.

Gómez-Limón recuerda además la presión que sufrió tras criticar a responsables de Renfe, Adif y a ministros del PP y del PSOE en entrevistas públicas. Relata cómo recibió llamadas internas para que moderara sus palabras. "Me llamó Rafael Catalá y estuvo verdaderamente lamentable. [...] Le dije: 'He estado a punto de morirme, he visto muertos a mí alrededor, cuerpos despedazados. Como tú comprenderás, lo que le pasé al PP me importa una mierda'", recuerda en este reportaje.

*Vuelve a ver el programa completo de Salvados: el maquinista del Alvia en atresplayer.com