Pesadilla en la cocina viaja esta vez hasta Badajoz para intentar ayudar al dueño de A la parrilla. Allí Chicote se encuentra con un restaurante sin mucha sustancia y también con una desagradable sorpresa al inspeccionar un centro de mesa en el que hay un pelo.

Lo siguiente es ver la carta y a pesar de que el menú está viejo y roto, el chef se ilusiona con algunos platos: "A mi me dicen croquetas de jamón de bellota y me pongo ya nervioso".

Otros, sin embargo, le dejan algo perplejo como "la parrillada a la parrilla". Mientras, en la cocina el personal está nervioso aunque confían en su producto: "Yo creo que sí le va a gustar porque la comida aquí está buena". ¿Será verdad?

Otros momentos destacados

Tras la decepción de la comida llega el momento de visitar la cocina y conocer al personal donde tiene lugar el primer encuentro con Sonia, una cocinera que no se toma nada bien los comentarios de Chicote. Asegura que el cocinero no le impresiona y que lo que tenga que decir "se la bufa" y así se lo hace saber al cocinero con un frío recibimiento.

La tensión con el personal no se limita a la cocina y Juanfran, el camarero más joven, tiene un encontronazo con Chicote después de cometer varios errores con las comandas que ralentizan el trabajo en la cocina. En lugar de asumir su responsabilidad, Juanfran reacciona contra Chicote y le manda "a tomar por culo". Algo que no sienta nada bien al chef.

En un nuevo servicio, Chicote vuelve a escuchar cómo se culpa a los clientes de los problemas del personal. En concreto, Sonia dice que la gente de Badajoz "está por civilizar". Antes esta desfachatez, el chef asegura que siente vergüenza.

Durante la visita a A la parrilla, Alberto Chicote tiene que armarse de paciencia para lidiar con los malos modos de Sonia que asegura que es el chef el que "le toca los cojones y le desalínea los chacras".

Paradojicamente, Sonia será, junto con Toni -el dueño-, quien más sorprenda durante el servicio de la reapertura. La cocinera demuestra estar a la altura, al estudiarse la nueva carta. Y Toni hace gala de liderazgo al ponerse al frente de las comandas en un momento en el que la jefa de cocina pierde el control de los platos. Sonia y Chicote sellarán la paz con un abrazo al final del servicio.