Para refrigerar la casa y combatir el calor del verano existen tres opciones: el ventilador, el clásico pingüino y el aparato de aire acondicionado.

El ventilador no enfría, sino que mueve el aire provocando una sensación térmica de frío. La ventaja es que cuesta poco, encendido durante las horas de calor de todo el verano cuesta unos cinco euros al año en electricidad.

Otra opción, la del pingüino tiene sus desventajas: tiene un tubo por el que sale aire caliente y habría que sacarlo a la calle. Son menos eficientes energéticamente ya que consumen más electricidad pero no enfrían tanto. Cuesta entre 25 y 50 euros al año.

Por último, el aire acondicionado que usa muy poca electricidad para dar mucho frío. Para controlar el gasto de electricidad, Jorge Morales da las claves para llevar cierto control.

Lo importante pasa por regular la temperatura: necesitamos 100 frigorías por metro cuadrado de habitación. La temperatura de confort son 25ºC y lo mejor es usar la tecnología inverter que ayuda a ahorrar energía en un 30% y que alarga la vida de nuestro aparato.