Sobre la salud de Carlos III se ha especulado mucho estos días, a raíz del fallecimiento de su madre, la reina Isabel II. El nuevo monarca británico, de 73 años, padece algunos problemas propios de la edad que, por el momento, no parecen estar afectando a su recién estrenada y apretada agenda. No obstante, sí han saltado las alarmas y la preocupación por el estado que presentan sus manos. En concreto, sus dedos, muy hinchados y de un color rojizo, no han escapado del foco mediático.

¿Puede ser esto síntoma de algo? Para conocer con más detalle esta cuestión, en Más Vale Tarde hemos querido consultar con un experto. El doctor Jesús Sanz, reumatólogo del Hospital Puerta del Hierro de Madrid y portavoz de la Sociedad Española de Reumatología, ha explicado a Iñaki López y Cristina Pardo que entre los reumatólogos viven consultas "bastante frecuentes" relativas a esta cuestión: "Podría ser dactilitis, pero es verdad que esos dedos tumefactos pueden darse por muchas causas".

"Desde luego, las enfermedades reumatológicos, las enfermedades autoinmune sistémicas, pueden ser una de las causas. La afectación de tendones y articulaciones también producen ese engrosamiento difuso en una artritis psoríasica, o podría ser una forma precoz de esclerodermia, que es una enfermedad sistémica que afecta mucho a la piel", ha detallado Sanz, que no obstante ha advertido: "No solo las enfermedades reumáticas autoinmunes pueden dar esto. El diagnóstico diferencial es muy amplio".

También, indica el experto, puede ser una "patología por un problema renal, por un problema hepático, cardíaco o por un problema de circulación de la linfa". Pero ha vuelto a subrayar: "El diagnóstico diferencial de estos cuadros suele ser muy amplio, y desde luego, con una sola imagen, uno no se atreve a decir qué puede ser. Lo que está claro es que un embarazo no es". Pero ¿puede ser que tener los dedos así no signifique nada? Es la pregunta que le ha realizado a Sanz Cristina Pardo.

El doctor ha respondido: "Puede no significar nada, aunque es raro que tenga unos dedos de ese tipo sin que haya un pequeño trastorno cuanto menos en el drenaje linfático o una cierta insuficiencia venosa sin que ello tenga que repercutir gravemente en la salud". También puede darse, según ha indicado, en casos de trabajos en lo que se requiera un uso constante o intenso de las manos.