Número 13 de la Calle Génova. Sede del PP. Luis Bárcenas ya no era militante ni tesorero del partido, pero se movía por los pasillos como si lo fuera. En la sexta planta, el despacho en el que repartía los sobres. Cerca, la sala Andalucía, la que todavía tenía resevada para guardar sus documentos.
Había papeles muy imporantes para Bárcenas. Tanto, que llegó a tapar los cristales con cinta negra para ocultar su interior. Cospedal ordenó que lo quitara, así que las cajas se podían ver desde el pasillo. Y aunque Bárcenas no pisa Génova desde el pasado miércoles, su secretaria siguió atendiendo sus asuntos personales.
Luis Bárcenas admitía, en privado, que el partido se estaba portando bien con él. Y tenía razón: secretaria, sala reservada y un coche oficial pagado por el partido. Era un audi A6 con cristales tintados, con su correpodiente chófer y una laza de párking reservada a directivos del Partido Popular. Un trato, como mínimo, muy especial para la persona que puede poner en jaque a todo el partido.