El asesino confeso de Bilbao, se veía a sí mismo como un semidiós. De esta forma, utilizaba su condición de "maestro" como reclamo hacia los alumnos que se matriculaban en su gimnasio. 

Sin embargo, los últimos acontecimientos demuestran que ha llevado una doble vida. De puertas adentro en su Océano de Tranquilidad él decía ser un barco velero que pasa por la vida sin hacer daño. Dogmático, pretencioso, sus alumnos contaban ya hace años que era muy escrupuloso con su nuevo nombre.

A pesar de su apariencia pacífica, ha sido detenido por gredir a una mujer y confesar el asesinato de otra. El los registros de su gimnasio y su domicilio han aparecido restos humanos. La Ertzaintza sigue investigando si corresponden a uno o más cadáveres. 

El Templo Shaolín de España, único centro de esta disciplina reconocido oficialmente en el país, ha negado tener relación alguna con Juan Carlos Aguilar. En un comunicado, los responsables del Templo, que cuenta con escuelas en Madrid, Toledo y Barcelona, han acusado a Aguilar de ser "un poco sectario" y vender "lo que no era", ya que no poseía ninguna graduación oficial ni estaba autorizado por el Templo de Henan (China).

Según explican, el presunto asesino "se aprovechaba del nombre de Shaolín" para "salir en fotos" y promocionarse. En uno de los vídeos que publicó en internet, Juan Carlos Aguilar se hacía llamar "Huang C. Aguilar", se presentaba como "abad del monasterio Sifú" y se refería a su gimnasio de Bilbao como "Monasterio Budista Chan/Zen Océano de la Tranquilidad".

El detenido, que fue campeón de España y del mundo de kung-fu, apareció en radios, periódicos y televisiones a finales de los años 90 anunciándose como el "primer maestro Shaolín occidental".