"Estuve cinco días sin dormir"
MVT habla con una española deportada de EEUU por Trump: "En la cárcel tratan peor a los migrantes que a los asesinos y violadores"
El contexto Esther Soto ha pasado por cinco cárceles estadounidenses por el simple hecho de denunciar a su exmarido por violencia machista mientras ella estaba en situación irregular.

Resumen IA supervisado
Las políticas antimigratorias de Donald Trump han generado situaciones dramáticas para muchos, incluidos los españoles en Estados Unidos, como Esther Soto, una sevillana que llegó en 2019 con un visado de turista y luego consiguió trabajo. Tras casarse con un exmilitar en Miami, sufrió violencia machista y al denunciarlo, fue detenida por estar en situación irregular. Pasó por cinco centros penitenciarios, comenzando por la prisión de Krome, donde vivió condiciones inhumanas. Esther afirma que su detención fue parte de una campaña de deportaciones masivas de Trump. Finalmente, pidió la deportación voluntaria para regresar a Sevilla.
* Resumen supervisado por periodistas.
Las políticas antimigratorias de Donald Trump están generando enormes dramas humanos, y los españoles residentes en Estados Unidos lo sufren en primera persona. Buena prueba de ello es la historia de Esther Soto, una Sevillana que llegó al país en 2019 con un visado de turista y, posteriormente, consiguió trabajo allí.
Esther se casó con un exmilitar estadounidense en Miami, aunque su relación fue un calvario y tuvo que denunciarle por violencia machista. Al acudir a la comisaría para presentar la denuncia, la que terminó detenida fue ella, ya que su expareja le había denunciado por estar en situación irregular.
Esa detención derivó en un encarcelamiento de 14 días en la prisión de Krome, en Florida. Sería el primero de los cinco centros penitenciarios por los que pasaría, y también el peor, tal y como relata a Más Vale Tarde.
"La cárcel de Krome fue la peor, era un congelador, éramos 30 mujeres metidas en un sitio con capacidad para 12, durmiendo una encima de otra en los retretes. Te daban una manzana al día y dos vasos de agua", explica. "Entre el frío y la luz estuve cinco días sin dormir", añade.
Esther sostiene que su detención, como la de otros tantos miles de extranjeros, formó parte de una auténtica cacería impulsada por Donald Trump tras su vuelta a la Casa Blanca con el único objetivo de cumplir con las cifras de deportaciones prometidas en campaña: "Como Trump quería unos números de deportados, iban como pollos sin cabeza a por todos los inmigrantes".
Pero este odio a los migrantes no solo se plasmó en su detención, sino que el trato que recibió en las cárceles fue mucho más denigrante que el que tenían los delincuentes más peligrosos: "A los delincuentes catalogados de color rojo, que eran asesinos y violadores, los trataban mejor, la seguridad para nosotros era pésima".
Finalmente, ante ese maltrato sistemático, Esther decidió pedir la deportación voluntaria para escapar de la pesadilla en la que Trump ha convertido Estados Unidos para los migrantes y recuperar su vida en su Sevilla natal.