Más de un mes y medio después, la desaparición de Ana María Knezevich sigue sin resolverse. La mujer, de 40 años y nacionalidad estadounidense, se trasladó a Madrid tras separarse de su marido y desde el pasado 2 de febrero no se sabe nada de ella. La madrugada que se le perdió la pista unos desconocidos taparon la cámara del portal con spray negro y apenas 24 horas después dos amigas de Ana María recibieron un extraño mensaje desde el teléfono de la mujer.

Ahora, el sospechoso, su exmarido, ha evitado realizarse la prueba del polígrafo. Felipe Henao, hermano de Ana María, ha asegurado que la familia está "destrozada": "Mi madre está en terapia, tiene que tomar pastillas para poder dormir... yo también he tenido muchos problemas para tratar de dormir".

"Estas cosas toman tiempo, es muy difícil para nosotros pero toca armarse de paciencia y fuerza", ha lamentado Henao, que ha evitado hablar sobre el principal sospechoso de la desaparición, su excuñado: "Yo hace tres o cuatro años que no tengo contacto. No sé si en tres o cuatro años una persona puede cambiar, pero no me gustaría especular sobre cómo es él ni nada de eso".

Además, ha dado un dato que evidencia aún más las sospechas sobre el extraño Whatsapp que recibieron dos de sus amigas un día después de que desapareciera: "Ella tiene mala ortografía. Ha estado viviendo en Estados Unidos y en español casi no escribe, así que nunca hubiera dicho cosas como 'apenas hay señal' o 'casa de recreo'. Nunca decimos eso en Colombia. Las tildes... apenas vi el mensaje dije 'no es ella'".