María de los Ángeles murió el pasado 3 de noviembre tras cinco años padeciendo un cáncer de colon que la incapacitaba. Sus recurrentes visitas a diferentes hospitales no fueron suficientes para que le dieran un buen diagnóstico. Llegaron a asegurar que padecía una enfermedad mental que la hacía querer llamar la atención, y solo dieron en el clavo cuando ya estaba en estado agónico.

En ninguna de sus visitas se pidieron ni análisis de heces, ni colonoscopia ni analíticas con marcadores tumorales. Ahora, su hija, Rocío Martínez, ha denunciado su caso en Más Vale Tarde: "A mi madre la han tratado con profundo desprecio amparándose en el paraguas de la salud mental. Ha ido peregrinando por múltiples centros hospitalarios sin que nadie se haya parado a realizarle una prueba diagnóstica, a pesar de que refería ese dolor insoportable entre llantos, temblores, sudor... mi madre dejó de caminar de un día para otro, se quedó postrada en la cama. De ser una persona independiente pasó a ser rotundamente dependiente, pero eso no les hizo despertar las alarmas".

"Lo que denuncio y hago público es la tremenda deshumanización de los profesionales con los que hemos tenido la mala suerte de encontrarnos. Nadie se detuvo a escuchar realmente qué es lo que le ocurría a mi madre. Su llanto y los nuestros, intentábamos clamar porque alguien la pudiera mirar más allá de una placa de la zona lumbar que es a lo que se limitaban los servicios de urgencias", ha aseverado la familiar de la fallecida, que ha lamentado "la deshumanización del sector, la falta de empatía y el desprecio rotundo con el que han tratado a mi madre una consulta tras otra".

Además, ha aclarado que María de los Ángeles ni tan siquiera estaba diagnosticada de una enfermedad mental. Así, fue tras cinco años intentándolo, cuando el 25 de octubre Rocío empezó a ver a su madre sufrir episodios de delirio que le hicieron saltar todas las alarmas. "Acudo llorando al hospital. Mi madre había perdido 20 kilos e incluso la voz. Le suplico al médico de urgencias que la ve en primera instancia que la ayude. Él ya vio desde un primer momento que se trataba de un caso de extrema gravedad. De inmediato, cuando subió a planta, con tan solo dos dedos presionó en el punto del abdomen donde mi madre dio un grito. Apenas horas después me informaron de que se encontraba en estado agónico y debían proceder a la sedación terminal".