Rafael acudió a Expediente Marlasca desesperado. Llevaba dos años sin ver a su hijo, que había sido secuestrado por su madre. Su expareja se lo llevó a finales de 2016 y, desde entonces, solo tenía clara una cosa: Samuel, de 11 años no estaba matriculado en ningún colegio.

Desde que se separó de María Sevilla, en 2010, esta mujer ha incumplido reiteradamente el régimen de visitas. Hasta que en 2012 Rafael interpuso una demanda y ella le acusó de abusar sexualmente del niño. "Ese tema ha sido el más duro de lidiar", asegura el padre de Samuel.

Sin embargo, peritos, psicólogos y asistentes sociales lo han negado en todas y cada una de las pruebas practicadas y los jueces archivaron el caso. Afirmaron que se había producido una posible instrumentalización materna de la denuncia de abuso sexual y concluyeron que no había indicios racionales de criminalidad contra el padre. Así, en 2017 le conceden definitivamente la custodia, pero ella se había marchado.

Para entonces, María Sevilla ya había montado la Asociación 'Infancia Libre' para proteger a los niños de abusos sexuales y llegó a registrar 25 preguntas en el Congreso sobre las estadísticas de maltrato infantil. Pero esa cortina de humo no evitó que en 2018 se dictara una orden de detención contra ella. La Policía finalmente localizó a Samuel y a su hermana de seis años en una finca aislada en Cuenca.

María y su pareja tenían a los niños encerrados y solo les sacaban durante unos minutos para que tomaran el aire. "Al niño le habían lavado completamente la cabeza", lamenta el padre.

Cuando los policías intentaron hablar con la hermana pequeña, emitía sonidos de animales y olfateaba a las personas como un perro. No iban al colegio, ni tampoco al médico. Samuel disfruta ahora con su padre, pero la niña sigue con la madre, actualmente en libertad con cargos.